Es difícil ser conscientes del Universo que nos rodea, aún del más cercano, nuestro sistema planetario. Hace pocas semanas llegaban tres sondas a Marte, que nos ayudan a entenderlo y verlo como si de una extensión de nuestro planeta se tratase. -Se parece a Lanzarote…- dice alguno, y es cierto. Sin embargo, estamos observando la superficie de OTRO planeta.
Nos gustaría invitarle a disfrutar del cielo alguna de estas noches y, tal vez, con ello, cambiar su percepción del Cosmos. Observando tras la puesta de Sol durante la próxima semana: alto, si es al principio de la noche, o cerca del horizonte oeste, si es hacia la media noche, se encuentra un famoso grupo de estrellas brillantes y azuladas, las Pléyades (Las siete cabrillas) en la constelación del Toro. Precisamente, estos días podemos ver un objeto rojizo y brillante cerca de ellas: el planeta Marte. Como todo planeta (etimológicamente significa “errante”) su posición varía con relación al resto de estrellas “fijas”, incluidas las Pléyades. Si lo observa detenidamente durante algunas noches seguidas, podrá apreciar su desplazamiento hacia la roja, brillante y cercana estrella Aldebarán.
Pues bien, ese punto rojo del cielo se encuentra a casi 230 millones de kilómetros de nosotros en estos momentos. Volando a la velocidad de un avión comercial, nos llevaría más de 25 años llegar hasta allí… De hecho, los datos que nos envían las sondas tardan casi 13 minutos en alcanzarnos, desplazándose a la velocidad de la luz (¡casi 300.000 km/s!)
Gracias a nuestro telescopio de gran campo, el Astrógrafo STC (Sky Treasure Chest Astrograph) hemos podido tomar esta imagen del planeta Marte cuando se encontraba a tan solo 2 grados y medio del cúmulo de las Pléyades. La gran diferencia de brillo entre las azules estrellas situadas a 440 años luz de distancia rivaliza con el resplandor rojizo del relativamente cercano planeta. Debe tenerse en cuenta que, visualmente, Marte es un punto como cualquier otra estrella, aunque brillante y de tono rojizo.
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