La semana del 20 al 26 de octubre tenemos “cielo” para todos los gustos: estrellas fugaces, cometas, planetas, Vía Láctea… Lo que no tenemos es Luna que, en fase nueva y a la máxima distancia posible de nuestro planeta, es una “miniluna nueva” que no estorba a la observación. Ya sea a simple vista, con prismáticos, telescopios o cámaras fotográficas, te contamos algunas de las maravillas que el Cosmos te ofrece.
Comencemos con las lluvias de estrellas. La noche del 21 de octubre se solapan dos lluvias interesantes. Las Oriónidas, con una tasa de alrededor de 20 meteoros por hora, comenzarán a ser visibles cerca de la media noche. Esta es una lluvia de carácter moderado, fruto de los restos del cometa 1P/Halley. Junto a ella, las Táuridas del Sur, que tienen su origen en los restos del cometa 2P/Encke, serán visibles desde las 21:30 (hora canaria). Aunque su frecuencia es bastante menor, alrededor de cinco por hora, muchas veces deja grandes meteoros o bólidos. Si bien las Oriónidas alcanzan el máximo el 21 de octubre, la ausencia de Luna, prácticamente hasta el día 24, nos permitirá disfrutar de ellas toda la semana. Oscuridad, abrigo y observar a simple vista una zona lo más amplia posible del cielo es lo mejor en este caso. Si quieres fotografiarlas, hazlo con un objetivo gran angular sobre un trípode. No uses prismáticos ni telescopios.
Resulta llamativo que dos cometas relativamente brillantes se acerquen a nosotros en las mismas fechas: C/2025 A6 (Lemmon) y C/2025 R2 (SWAN). Ambos descubiertos este año, alcanzarán un brillo ideal para pequeños telescopios o prismáticos, y puede que incluso Lemmon resulte visible a simple vista como una estrella tenue y ligeramente difusa, mientras que con binoculares o un pequeño telescopio aparecerá como una pequeña mancha nebulosa con un núcleo brillante y una corta cola apuntando en dirección opuesta al Sol. Para fotografiar estos cometas utiliza una cámara sobre un trípode, preferiblemente con seguimiento estelar, y objetivos luminosos de 200 mm o más.
Lemmon será visible poco tiempo tras el ocaso (entre media hora y una hora) variando su posición sobre el horizonte noroeste a oeste a medida que pasan los días, pero sin subir apenas en el cielo con el paso de los días. La brillante estrella Arturo puede usarse como referencia, pues el cometa estará un poco por encima de ella. Por su parte, SWAN será algo más débil, cruzando la Vía Láctea por encima de la constelación de Sagitario, sobre el horizonte suroeste. SWAN no será visible a simple vista, pero sí se puede fotografiar y observar con prismáticos y telescopios de aficionados con cierta facilidad. Es una casualidad que ambos cometas alcancen la mínima distancia a la Tierra de forma casi simultánea, teniendo en cuenta que sus periodos orbitales son de unos 1.400 y más de 20.000 años respectivamente. Presentaremos todo tipo de detalles físicos y curiosidades, además de imágenes y timelapses de estos cometas, tras su observación la próxima semana, en el blog del IAC “Vía Láctea s/n”.
Respecto a los planetas a la vista, Saturno sigue siendo el rey, con su disco de canto que, poco a poco, va ganando visibilidad. La observación con telescopio es indispensable para apreciar su disco. No obstante, tras la puesta de Sol del 23 de octubre será posible apreciar a Marte y Mercurio, junto a una Luna levemente creciente (iluminada al 5%, más la luz cenicienta). Una postpuesta de Sol que, sin duda, no nos dejará indiferentes.
Para completar esta semana de espectáculos celestes, aún podemos disfrutar de las últimas oportunidades del año para contemplar la zona central de la Vía Láctea en todo su esplendor. La ausencia —o casi ausencia— de la miniluna nueva permitirá observarla y fotografiarla con gran detalle. Aprovecha estos días para capturarla con tu cámara o incluso con un móvil y un trípode, utilizando un objetivo gran angular. A medida que la Luna avance en su fase, su brillo irá haciendo cada vez más difícil observar esta zona, hasta que resulte imposible durante los próximos seis meses.
De meteoros a la Vía Láctea, una semana perfecta para observar el Cosmos. ¡Carpe Diem!