La noche del 12 de agosto tendremos, una vez más, la inocente oportunidad de pedir deseos a un grano de materia cometaria que se quema al entrar en la atmósfera terrestre
Los que no estuvieron atentos en 1992 (yo el primero) pudieron perderse el paso de 109P/Swift-Tuttle, un cometa de unos 26 km de ancho en órbita muy elíptica que fue descrito como “el objeto más peligroso conocido por la humanidad”.
Su trayectoria le lleva a pasar cerca de la Tierra a una velocidad de unos 58 km/s, velocidad con la que tardaría tres minutos y medio en recorrer una distancia equivalente al diámetro terrestre. Se estima que una colisión con este cometa liberaría una energía decenas de veces mayor que la del cometa que extinguió a los dinosaurios hace 66 millones de años. Pero no te asustes, no vuelve hasta 2126 y su encuentro más cercano con la Tierra se espera para el 15 de septiembre de 4479, con una probabilidad de impacto de una entre un millón.
Mientras tanto, ajenos a la localización actual del cometa, los restos materiales que va dejando a su paso cada 133 años por acercarse demasiado al Sol nos alegran las noches de verano con una de las más bellas y esperadas lluvias de estrellas: las Perseidas. Fue Giovanni Schiaparelli quien se dio cuenta en este hecho en 1865.
Segunda en el ranking de intensidad de estrella fugaces (solo superada por las Gemínidas), la noche del 12 de agosto tendremos, una vez más, la inocente oportunidad de pedir deseos a un grano de materia cometaria que se quema al entrar en la atmósfera terrestre.
Es posible ver estrellas fugaces de esta lluvia desde principios de agosto hasta alrededor del día 20, si bien el momento del máximo (la noche del 12 al 13) multiplica por diez las oportunidades de ver estos meteoros. Este año las condiciones son bastante propicias. Si la meteorología acompaña, la Luna pondrá de su parte y se ocultará aproximadamente a la una de la madrugada, dejándonos el resto de la noche para disfrutar de las Perseidas. A medida que pasa la noche, el radiante sube en el horizonte noreste, dándonos más posibilidades de disfrutar con la aleatoria aparición de estrellas fugaces.
Desde todo el continente europeo el radiante de las Perseidas resulta ser circumpolar, es decir, que nunca desaparece bajo el horizonte debido a su proximidad a uno de los polos celestes y, por lo tanto, no hay límite horario para su disfrute. Incluso desde Canarias, apenas se oculta unos pocos grados bajo el horizonte norte, encontrándose el radiante ya sobre él al comenzar la noche. Tal como recomendamos en nuestra entrada del Blog del IAC Vía Láctea s/n "¿Por qué no todas las lluvias de estrellas son iguales? Pistas sobre cómo planificar tu observación", no será hasta la puesta de la Luna cuando empezará lo mejor de la fiesta. Seguramente esta sea la única limitación para disfrutar de un evento apto para todas las edades, que no requiere instrumentos y para el cual recomendamos un lugar seguro, confortable y alejado de la contaminación lumínica.
Si te preguntas cuánta gente puede estar viendo esta estrella fugaz, al tratarse de un fenómeno en la alta atmósfera, que ocurre a unos 100 km de altura, si se origina en la vertical de nuestro lugar de observación podrá verse a más de 1.000 km a la redonda. Eso significa que una estrella fugaz sobre Madrid puede verse desde toda la superficie peninsular (en condiciones ideales), y desde Canarias todas las islas comparten aproximadamente el mismo espectáculo. ¿No te parece espectacular?
Este año, cuando veas una estrella fugaz, tal vez, quieras formular el deseo de que el cometa Swift-Tuttle se mantenga a una distancia prudente de la Tierra. ¡Disfruta de este maravilloso fenómeno celeste!