¿Por qué no todas las lluvias de estrellas son iguales? Pistas sobre cómo planificar tu observación

Gemínidas fotografiadas en diciembre de 2020 desde el Observatorio del Teide. Este tipo de imagen se consigue observando el mismo campo con exposiciones de varios segundos y sumando finalmente sobre un paisaje. Autor: Daniel López
Fecha de publicación
Autor/es
Alfredo Rafael
Rosenberg González
Oswaldo González Sánchez
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Las lluvias de estrellas ocurren cuando la Tierra atraviesa un rastro de escombros dejado por un cometa, aunque no siempre los cuerpos progenitores de algunas lluvias de estrellas son cometas sino asteroides*. Cuando pequeñas partículas entran a muy alta velocidad en la atmósfera terrestre, se queman y producen brillantes trazos de luz en el cielo que se denominan meteoros. Es un espectáculo asombroso, aunque aleatorio y poco predecible.

A pesar de que el fenómeno es bien conocido, son muchos los factores que hacen que su observación varíe mucho de un año a otro. Algunos no pueden ser controlados, como la densidad real de la nube de escombros que ha dejado el cometa, pero otros si podemos preverlos. Te ofrecemos una “check-list” de factores importantes a la hora de pronosticar si tu lluvia de estrellas puede ser un éxito o si por el contrario puede no merecer la pena. Algunos dependerán de la localización del observador sobre la Tierra, como la meteorología o la altitud del radiante, y otros afectarán por igual a todos, como la fase de la Luna o la fecha y hora del máximo de actividad previsto.

Meteorología

Para disfrutar de este fenómeno debemos, obviamente, poder ver el cielo. En verano las condiciones suelen ser más favorables, con cielos más despejados y temperaturas nocturnas más agradables. Por ello, las lluvias de meteoros de verano son más famosas (como las Perseidas o “lágrimas de San Lorenzo”) aunque algunas de invierno sean igual o más intensas (como las Gemínidas o Cuadrántidas). 

Asegúrese de comprobar la previsión meteorológica para el lugar de observación seleccionado. Cielos sin nubes, poco viento y una temperatura confortable auguran una apacible noche de observación. La calima, especialmente junto con la presencia de la Luna, no presagia buenas condiciones. Una posible web de consulta puede ser MeteoBlue o AEMET.

Fase de la Luna

A menos que esté especialmente interesado en él, nuestro satélite natural siempre es un estorbo para la observación del cielo nocturno. Ello es debido a que nuestros ojos tratan de adaptarse a la luminosidad existente y, siendo la Luna un objeto relativamente brillante, éste “atenuará” el brillo de las estrellas (fugaces o no). También el “efecto visillo” de la atmósfera debido a la Luna nos impedirá apreciar las estrellas fugaces más débiles que son las más numerosas. Es por todo ello que debemos evitar la Luna en la medida de lo posible y ser conscientes de que, si la Luna está presente en el cielo, ésta será un factor limitante. 

Una Luna llena estará presente toda la noche en el cielo, no dándonos tregua en nuestro intento de observación. Una Luna creciente nos dejará libre el final de la noche, mientras que una Luna menguante nos dejará algunas horas al inicio. La fase, así como la hora de salida y puesta de la Luna deben ser factores a tener muy en cuenta a la hora de disfrutar de una noche de estrellas fugaces. Puede consultar nuestro calendario, o usar aplicaciones como stellarium para prever el cielo de la noche elegida.

Perseidas observadas el 12 de agosto de 2021 desde el Observatorio del Teide. Utilizando la misma técnica que para las Gemínidas y con una duración de 5,5 horas, puede apreciarse una actividad ligeramente menor a la que se muestra en la anterior imagen de las Gemínidas. En la imagen se distingue también las galaxias del Grupo Local M31 y M33 (Galaxia de Andrómeda y del Triángulo, respectivamente), así como el doble cúmulo de Perseo y numerosas trazas de meteoros, especialmente, de Perseidas, aunque no solo. Autor: Daniel López
Fecha y hora del máximo de actividad

Existe una previsión anual de las fechas y horas en que cada lluvia de estrellas puede tener lugar. Puede consultar, por ejemplo, la web de la Organización Internacional de Meteoros (IMO.net), donde se ofrece todo tipo de información útil en este sentido. En especial, preste atención a la fecha y hora del máximo previsto para la lluvia de su interés. Será el momento en que previsiblemente más pueda disfrutar del evento. Pero puede ocurrir que este máximo ocurra de día o cuando el radiante está aún bajo su horizonte, por lo que preste atención al siguiente factor.

Radiante de la lluvia en cuestión

El radiante es el punto aparente en el cielo del que parecen provenir las estrellas fugaces durante toda la noche. Las estrellas fugaces se producen cuando los restos de cometas (o asteroides), del tamaño de granos de arena, se queman (a unos 100 km de altura) al entrar en la atmósfera terrestre a velocidades de decenas de kilómetros por segundo. La Tierra se desplaza a casi 30 km/s en su órbita, y los restos de materia pueden estarse desplazando a velocidades similares a lo largo de la órbita del cometa originario. Estos restos colisionan frontal o lateralmente con la atmósfera terrestre, por lo que la orientación y velocidad, y con ello el brillo y duración de la estrella fugaz, puede variar considerablemente de una lluvia a otra. 

En cualquier caso, podemos imaginar inicialmente la lluvia de estrellas como la lluvia normal de gotitas de agua, donde todas las gotas caen verticalmente. Si observamos las que provienen de nuestra vertical, apenas trazarán una pequeña línea sobre nuestra frente. Cuanto más miremos a los lados, trazos más largos podremos observar. En el caso de las estrellas fugaces su origen no se encuentra en la vertical, sino que vendrá definida por la combinación de velocidades de la órbita de cometa (o asteroide) y la de la Tierra. Es por ello que denominamos a cada lluvia de estrellas según la estrella o zona del cielo del que aparenta provenir. 

Es un error habitual pensar que podremos ver una lluvia de estrellas en cualquier momento de la noche. Si el radiante se encuentra bajo el horizonte, es muy improbable llegar a ver ninguna estrella fugaz. La probabilidad es prácticamente nula para un radiante unos 10 grados bajo el horizonte. Si el radiante se encuentra en el horizonte, podremos ver estrellas fugaces solo en la mitad del cielo centrado en el radiante. 

Así que nuestra recomendación es que espere a que el radiante se encuentra al menos a unos 10 grados sobre el horizonte, momento a partir del cual podrá disfrutar de la lluvia de estrellas repartidas por todo el cielo. No obstante, a mayor altura del radiante, más probabilidad de ver un mayor número de estrellas fugaces. Por ejemplo, un radiante en el zenit ofrecerá el doble de estrellas fugaces que si está situado a 30 grados sobre el horizonte. Puede verificar la altura del radiante en simuladores del cielo como stellarium

Lluvias de meteoros destacables

Por último, les recordamos las lluvias de estrellas más destacadas a lo largo del año. La más activa suele ser las Gemínidas, cuyo máximo es el 14 de diciembre y puede ser hasta un 50% más intensa que las Perseidas, que ocurren el 12 de agosto. Solo un poco menos intensa son las Quadrántidas, del 4 de enero. Las h-Acuáridas, del 5 de mayo, suelen alcanzar la mitad de la actividad de las Perseidas. Y, por último, destacar las d-Acuáridas y las Oriónidas, del 31 de julio y 21 de octubre respectivamente, con una cuarta parte de actividad relativa a las Perseidas.

Ahora, ¡a cazar meteoros y que se cumplan todos sus deseos!

*Por ejemplo, las Cuadrántidas y las Gemínidas están asociadas con los asteroides 2003 EH1 y 3200 Faetón, respectivamente.