El pasado 17 de septiembre, el mundo despidió a Maarten Schmidt, a la edad de 92 años. Schmidt definió una de las leyes fundamentales que rigen la formación estelar en las galaxias (ley de Kennicutt-Schmidt), aunque para muchas personas es más conocido por descubrir el primer cuásar.
Compartimos un fragmento de la sección “La jerga de las estrellas” dedicado a estos objetos astronómicos, que nuestra compañera Carmen del Puerto escribió para la revista IAC Noticias en 2004:
En Australia, cerca de Sydney, un equipo de radioastrónomos liderado por Cyril Hazard, observó en 1962 la ocultación por la Luna del objeto 3C 273 y pudo fijar así su posición con mucha precisión. Un astrónomo óptico holandés, Maarten Schmidt, que estaba trabajando en Caltech, obtuvo el espectro de esa fuente, el cual presentaba unas líneas de emisión muy brillantes. Sin llegar a comprender aún el significado de esas líneas, decidió publicar sus resultados.
En febrero de 1963, mientras estaba preparando el artículo, Schmidt dio con la explicación. Las cuatro líneas más brillantes del espectro de 3C 273 eran las cuatro líneas de Balmer, las que produce el hidrógeno gaseoso y, por tanto, muy conocidas. Sin embargo, sus longitudes de onda no eran normales, sino que estaban desplazadas hacia el rojo en un 16%.
Schmidt comunicó su descubrimiento a su supervisor Jesse L. Greenstein, quien a continuación también observó en el espectro del cuásar 3C 48 líneas de elementos químicos conocidas, de nuevo desplazadas hacia el rojo. En este caso, 3C 48 se alejaba de la Tierra a un 37% de la velocidad de la luz. Estas fuentes de radio - 3C 273 y 3C 48 - no eran definitivamente estrellas de nuestra galaxia, sino objetos extragalácticos muy lejanos, situados a 2.000 y 4.500 millones de años luz, respectivamente. Se alejaban de la Tierra a gran velocidad como resultado de la expansión del Universo y, además, eran objetos más luminosos, con una potencia cien veces mayor que las galaxias más luminosas nunca vistas”.
Schmidt envió un artículo a Nature titulado «3C 273: A Star´-like Object with Large Red-shift» (3C 273: un objeto parecido a una estrella con un gran desplazamiento hacia el rojo). Greenstein, citando a Mathews como coautor, envió otro artículo titulado «Red-shift of the Unusual Radio Source 3C 48» (Desplazamiento al rojo de la inusual fuente de radio 3C 48). Ambos artículos aparecieron, con algunos más sobre fuentes de radio, en el número del 16 de marzo de 1963.
Estos objetos de apariencia óptica estelar recibieron posteriormente el nombre de “cuásares”, que no sólo tienen interés cosmológico, también son faros astronómicos que nos permiten estudiar objetos del Universo que se encuentran en su trayectoria y cuya luz absorben. Además, los cuásares también interesan por su variabilidad y porque aún sigue siendo un misterio* cuál es la fuente de energía que genera tanta actividad y luminosidad en un volumen tan pequeño.
*Nota: Hoy sabemos que la fuente de energía de 3C 273, y de los cuásares en general, se debe a la caída de masa hacia el agujero negro supermasivo en el centro de esa galaxia y a la conversión de una fracción importante de la masa en energía de radiación. Así, Schmidt fue la primera persona en detectar un agujero negro, aunque su naturaleza no se explicó bien en el momento de su descubrimiento.