Mercurio es un planeta pequeño, tanto que algunos satélites como Titán (de Saturno) o Ganímedes (de Júpiter) lo superan en tamaño. Su alta densidad (5,4 gr/cm3), solo inferior a la de la Tierra (5,5 gr/cm3), es debida principalmente a su enorme núcleo de hierro, que abarca el 75% de su volumen central. Desembarcar en Mercurio tras el teletransporte nos hará sentirnos ligeros, exactamente igual que en Marte, ya que la gravedad de ambos planetas es 2,6 veces inferior a la terrestre. Nada como hacer turismo en los planetas adecuados para bajar de peso. (Lamentablemente, tu masa no sufrirá ningún cambio…).
Mercurio es el planeta que orbita más cerca del Sol. Sin embargo, nuestra experiencia será muy diferente de una visita a Venus, donde siempre y en todas partes gozaremos del clima más cálido del Sistema Solar. Incapaz de retener el abrasador calor diurno en su superficie debido a la ausencia de atmósfera, la temperatura en Mercurio oscila entre los 430ºC diurnos y los -185ºC nocturnos. No olvides tu abrigo a la puesta de Sol y ármate de paciencia, ya que el Sol tardará al menos 12 horas en ocultarse tras besar el horizonte.
¡O aún peor! Podría ser que tu visita coincidiera con el afelio mercuriano, cuando el Sol se detiene en el cielo para retroceder ligeramente y luego volver a avanzar con normalidad durante un periodo de unos pocos días (terrestres). Situándonos a una longitud (geográfica) específica del planeta, podremos disfrutar de un “doble amanecer” (o un doble atardecer, a la longitud opuesta). Todo ello es debido a la combinación de la alta excentricidad de la órbita de Mercurio (0,2, la mayor de los planetas del Sistema Solar) en combinación con su velocidad de rotación. Al ser su órbita tan elíptica (la distancia al Sol oscila entre 0,31 y 0,47 U.A.), hay una pequeña fracción de tiempo en la que la velocidad de rotación del planeta es menor que la velocidad orbital, invirtiendo temporalmente el sentido del movimiento aparente del astro rey. Puedes dejar el reloj solar en casa, que en Mercurio no te servirá de mucho… Sin embargo, uno estelar sí que te resultará útil, dado que podrás ver las estrellas tanto de día como de noche, gracias a la ausencia de atmósfera. También es curioso que la órbita de Mercurio pueda variar bastante con el paso del tiempo (estamos hablando de millones de años), pasando de una órbita prácticamente circular a otra extremadamente elíptica.
Otra peculiaridad interesante es que Mercurio se encuentra en resonancia orbital 3:2. Esto significa que el planeta da una vuelta al Sol cada 88 días (terrestres) -lo que dura su año- y da un giro completo sobre su eje en 59 días (2/3 del año). O lo que es lo mismo: da tres vueltas sobre su eje cada vez que da dos vueltas alrededor del Sol. Si diese solo una vuelta en cada órbita, mostraría siempre la misma cara a nuestra estrella (cosa que se creía hasta 1965). No habría grandes cambios entre el día y la noche en su superficie, salvo por los movimientos similares a la libración u oscilación del disco lunar. Pero, como realiza una vuelta y media, avanza media vuelta efectiva en cada órbita. De esta forma, entre un amanecer y el siguiente pasarán ¡176 días! Es decir, su día (mercuriano), tal como lo entendemos, dura dos revoluciones alrededor del Sol, dos años de este planeta. Una locura... ¡Los mercurianos tienen dos fiestas de fin de año cada día!
El Sol, desde la Tierra, tiene un tamaño aparente que apenas varía a lo largo del año, gracias a que nuestra órbita es casi circular. Pero en Mercurio su tamaño varía entre el doble que en la Tierra (lo que implica cuatro veces más radiación) y el triple (nueve veces más radiación), según el lugar de la órbita en que se encuentre. Esto hace que su temperatura diurna sea caliente o muy caliente, como te puedes imaginar. Pero tranquilidad, que tenemos una solución. Quedarnos acampados siempre en el terminador, la línea que separa el día y la noche, justo entre sol y sombra. La rotación del planeta, aun en el peor de los casos (en el ecuador), es muy lenta. Seríamos capaces de compensar la rotación del planeta simplemente caminando, a una velocidad media de 3,6 km/h.
Por otro lado, no te preocupes por la estación del año en que visites Mercurio. Su inclinación, prácticamente nula (0,1º), hace que el planeta no presente estaciones como sí ocurre en la Tierra o Marte. Esto también tiene ventajas. Podríamos pensar que es imposible encontrar hielo en Mercurio, pero no es así. En el fondo de los cráteres más cercanos a los polos, donde nunca da el Sol, encontraremos hielo. Todo ello gracias a la ausencia de atmósfera. Bueno… casi. Mercurio posee una exo-atmósfera, una sutil capa de átomos sueltos que “flotan” sobre su superficie y que normalmente son liberados y peinados por la radiación solar a modo de cabellera, como si de una cola de cometa se tratase. Estos átomos son principalmente de oxígeno (42%), sodio (29%), hidrógeno (22%) y helio (6%). Descubierta en 2001, sabemos que esa finísima atmósfera alcanza una longitud de al menos 2,5 millones de kilómetros. Por cierto, en los polos, el Sol nunca abandonará el horizonte. Girará paralelo sin llegar a despegarse de él jamás.
Pero si eres de las personas que prefiere quedarse en casa y utilizar un telescopio para viajar por el Universo, te recordamos algunos datos útiles. Los momentos óptimos para la observación de Mercurio son durante sus máximas elongaciones, que se repiten en el mismo horizonte Este u Oeste aproximadamente cada cuatro meses. Estas podrán ser más o menos favorables, en función del lugar que ocupe Mercurio en su elíptica órbita, pudiendo variar significativamente su distancia angular al Sol (véase tabla al final del texto para un listado de las próximas elongaciones máximas).
También podrás apreciar fases en la superficie de Mercurio (como es el caso de la Luna o Venus). Su brillo no es deslumbrante, ya que este planeta no está cubierto de nubes (como Venus) que reflejan la luz, siendo su superficie muy similar a la de la Luna, llena de cráteres y algunos volcanes, pero que reflejan tan solo un 10% de la luz que les llega.
Solo una curiosidad y un dato más. Tras tu viaje, podrás presumir de haber visitado el planeta que más cerca está de la Tierra (en promedio). Y para que lo apuntes en tu agenda, el próximo tránsito de Mercurio frente al Sol será el 13 de noviembre de 2032. No dejes pasar la oportunidad de rememorar tus experiencias mercurianas entre tus familiares y amistades.
Tabla 1: Próximas elongaciones máximas de Mercurio y separación del Sol (en grados)
16/06/2022 |
W |
23.20º |
27/08/2022 |
E |
27.32º |
08/10/2022 |
W |
17.98º |
21/12/2022 |
E |
20.14º |
30/01/2023 |
W |
24.96º |
11/04/2023 |
E |
19.49º |
29/05/2023 |
W |
24.89º |
10/08/2023 |
E |
27.40º |
22/09/2023 |
W |
17.86º |
04/12/2023 |
E |
21.27º |
P.D: Si tienes alguna curiosidad o anécdota adicional que quieras contar sobre tu visita a Mercurio, estaremos encantados de añadirla a esta entrada del blog.