¿Se imagina un eclipse desde la Luna?

Eclipse total de Luna del 16 de mayo de 2022 tomada con el Astrógrafo STC (Observatorio del Teide). Composición de tomas en RGB durante el eclipse, junto con imágenes profundas tomadas dos semanas antes en los filtros L y RGB. Crédito: Daniel López
Fecha de publicación
Autor/es
Alfredo Rafael
Rosenberg González
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No sé si se habrá imaginado alguna vez cómo vivimos los selenitas un eclipse de Sol. Es muy excitante, aunque muy distinto al de los terrícolas, la verdad. Para empezar, en la Tierra lo llaman eclipse de Luna… supongo que todo depende del punto de vista. Seamos tolerantes y no comencemos discutiendo por algo más superficial que el regolito.

Como iba diciendo, si alguna vez nos visita queriendo disfrutar de un eclipse de Sol, sepa que solo hay una cara de la Luna en la que es posible verlo, la cara que “mira” hacia la Tierra. En el lado oculto (que no “oscuro”, como dicen algunos terrícolas) nunca pueden darse eclipses. A mí me gusta especialmente subir a los Montes Tenerife y pasar horas viendo cómo ese globo tan colorido gira y gira sobre su eje, prácticamente inmóvil en el cielo, mientras sus fases cambian lentamente. Recuerdo cuando, de pequeños, nos hacían contar las vueltas que da entre dos Tierras llenas: 29 vueltas y media, si no recuerdo mal.

El Sol, mientras tanto, en su giro alrededor de la Luna, suele pasar por encima o debajo de la Tierra. Esta se encuentra prácticamente quieta en el cielo y apenas puede apreciarse un ligero “titubeo”. Según me han dicho, ese sutil baile es debido a que la distancia a ese planeta azul varía a lo largo de su órbita, pero no sé si creérmelo. Es difícil imaginar que un objeto que permanece quieto en el cielo se encuentre en órbita. Para mí que simplemente se alegra por nuestra compañía. Al mismo tiempo, puede apreciarse cómo el Sol, lentamente, se va desplazando sobre el fondo estrellado. Lo cierto es que nos sentimos muy afortunados de no tener atmósfera y de poder disfrutar de las estrellas, independientemente de si es de día o de noche. Estas estrellas se desplazan lentamente, repitiendo sus posiciones aproximadamente cada 27 revoluciones terrestres.

Unos amigos terrícolas me han contado que allí el Sol y la Luna tienen un tamaño aparente muy similar en el cielo, de modo que nuestra querida Luna cubre el disco solar durante lo que llaman “eclipses solares totales”. En esas ocasiones aparece una mancha oscura sobre la superficie terrestre que la recorre bastante rápidamente. Interpreto que son muy pocos en la Tierra los que disfrutan plenamente de dichos eventos astronómicos. Sepa que, desde la Luna, su planeta es casi cuatro veces mayor que el disco solar y brilla muchísimo cuando está en fase de Tierra llena. Calculo que es unas 36 veces más luminosa que la Luna llena sobre la Tierra. Si quiere oscuridad en la Luna, tiene que irse a la cara oculta durante la noche. En este lado, o tienes Sol, o tienes ese enorme globo entre las fases de media Tierra creciente a media Tierra menguante. Creo que esta iluminación del reflejo de la luz solar en la Tierra la llaman “luz cenicienta”. Un bonito nombre que suena a cuento para dormir, pero para mí, que sufro de insomnio, no es más que un fenómeno fastidioso.

En contadas ocasiones, el Sol pasa enteramente por detrás de la Tierra, produciendo el esperado eclipse, como sucedió recientemente. En este caso, la Tierra solo puede encontrarse en fase de Tierra nueva. (No sé por qué, pero me siento especialmente observado desde su planeta en esas ocasiones). Cuando el Sol comienza a ocultarse tras la Tierra, su luz comienza a pasar a través de la atmósfera terrestre y el ambiente se vuelve más cálido, llenando todo nuestro paisaje de un intenso color rojo cuando el Sol se oculta totalmente. Bueno, lo de cálido es un decir, porque tan pronto nos sumergimos en la sombra proyectada por la Tierra, nuestra temperatura baja de los 100º C a los -120º C, por lo que algo de abrigo no viene mal, pero nada que ver con los -190º C que solemos sentir durante nuestra noche. En el último eclipse estuvimos casi dos horas y media disfrutando del anillo rojo alrededor de la Tierra, además de lo que interpretamos como la corona solar. Por cierto, últimamente el Sol está muy activo, no dejan de llegarnos partículas cargadas a toda la superficie diurna. No quiero ni pensar cómo lo estarán pasando los habitantes de Mercurio.

Hace más de cincuenta años que no recibimos visitas de terrícolas, aunque parece que eso va a cambiar próximamente. Espero que se anime y venga a visitarnos. Estaremos encantados de recibirle con los tentáculos extendidos.