Se gestó entre estrellas. Se gestó entre viñedos. La música, el placer del paladar, la astronomía. La cultura. En el municipio de Tegueste es bien sabido el esmero con el que sus viticultores han cuidado las vides desde que empezaron a cultivarlas en el siglo XVI. Por entonces, estos agricultores ya observaban el cielo buscando respuestas, haciendo preguntas; contemplaban el cosmos con la misma perspectiva que describen hoy los jóvenes astrónomos aficionados, con la misma perspectiva que hace 30 años, mientras, un poco más arriba, algunos inauguraban los Observatorios de Canarias, otros, jóvenes, subían peldaños en dirección a sueños más musicales. El mes de abril de 2015 los reunió a todos en una botella.
El sextante era el instrumento favorito del astrónomo alemán Johannes Höwelcke (1611-1687), más conocido por Hevelius, su nombre latino. Lo utilizaba para fijar las posiciones de las estrellas, incluso después de que sus contemporáneos abandonaran su uso por el del telescopio. Hevelius, que tenía una vista de lince, confeccionó un catálogo de 1.564 estrellas. En sus obras póstumas Firmamentum Sobiescianum y Prodomus Astronomiae dio nombre a varias constelaciones del Hemisferio Norte aún sin bautizar y el Sextante fue una de ellas. El nombre completo fue el de Sextante de Urania (Sextans Uraniae), siendo ésta la musa de la astronomía. El sextante de Hevelius fue destruido en un incendio en 1679 junto con otros instrumentos, pero sigue presente en el cielo de Canarias y albergando un agujero negro supermasivo.
Sextante es, además, el nombre con el que la Asociación Vitivinícola de Tegueste (AVITE) y el Ayuntamiento de Tegueste decidieron bautizar al vino que une el patrimonio y la cultura de los habitantes de este municipio tinerfeño. Bajo sus taninos tuvo lugar el encuentro: una jornada especial, con la astronomía como hilo conductor, y con motivo del 30º aniversario de la inauguración oficial de la sede central del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC) y de los Observatorios del Teide (Tenerife) y del Roque de los Muchachos (La Palma). Benito Cabrera, cinco siglos después de la primera vid, consagrado músico, solista de timple y folclorista, emocionó a los asistentes con su espectáculo musical y audiovisual Constelación, aunando la belleza de melodías canarias e imágenes del cosmos. De este mismo cosmos había hablado poco antes el joven astrónomo aficionado Miguel Rodríguez Alarcón, tal vez inquieto descendiente de alguno de aquellos entregados campesinos. La tarde había comenzado con lo que siempre debe ser el principio, la educación, con una charla sobre didáctica de la astronomía impartida por el director del IAC, Rafael Rebolo. Al anochecer germinaron telescopios entre las vides, oportunidad que aprovecharon los miembros del Grupo de Observadores Astronómicos de Tenerife (GOAT) para cerrar la velada con una fascinante observación astronómica.
