El Big Bang era un estúpido. Se creía una gran explosión y presumía de que nadie en el Universo le superaba en magnitud. Vanidoso sin límite, sus alardes le ocasionaban no pocos problemas. Hasta las galaxias, en un principio íntimas amigas suyas, pasado un tiempo se alejaban de él. Primero, con disimulo y, después, con un descaro sólo comparable a la Velocidad de la luz.
Dos científicos hallaron un día a su hija, la Radiación cósmica de fondo, cuya existencia, hasta entonces, se había mantenido en secreto. Su cuerpo, extremadamente frío, se analizó con instrumentos de gran sensibilidad. Y la encontraron muy débil. Era obvio que había hecho un largo viaje huyendo, como sospechaban los astrónomos, de la cólera de su padre. Dicen que su descubrimiento fue una casualidad, pero su repercusión fue tal que hasta los periódicos hablaron de ella. Y a los descubridores les dieron un premio muy importante. Como también a otros que se interesaron por tan misteriosa radiación.
Cuando el Big Bang supo de este desenlace, que le ponía en vergonzosa evidencia, cambió de actitud notoriamente. Dejó de competir con el Estado Estacionario, su eterno oponente, y empezó a envejecer con dignidad, intentando moderar su soberbia. Teóricamente se reforzó y su fama se extendió por todo el Universo. ¿Quién frenará su expansión?, se pregunta ahora mucha gente.
El Big Bang cumplirá en breve 13.800 millones de años, aunque hay quien le echa menos. Quizá no tenga los que aparenta, pero sin duda es el más viejo del Cosmos. Puede que nunca lo veamos, aunque habrá dejado sus huellas para que, con ellas, los astrónomos recuerden la historia del firmamento.
Aquél tan odiado por su vanidad en el pasado, y tantas veces en entredicho, hoy cuenta, sin embargo, con muchos amigos. Algunos, como Helio y Deuterio, le apoyan incondicionalmente. Otros, como Litio, han testificado a su favor. Incluso la Inflación se hizo amiga suya. Y hasta la Iglesia Católica lo defiende. Ahora ya pocos dudan de su grandeza como creador. Es más, se comenta que el Big Bang se ha convertido en un mito, en un mito sagrado de la Ciencia, como una gran estrella de cine.
EXPLICACIÓN DEL CUENTO:
La teoría del Big Bang, también conocida como de la Gran Explosión, es la opción cosmológica más aceptada hoy en día por la comunidad científica.
Nos remonta a un momento definido a partir del cual el Universo comenzó a existir, hace casi unos 13.800 millones de años, cuando todo nuestro Universo observable apenas ocupaba el tamaño de un átomo y contenía una inmensa cantidad de energía.
La alternativa al Big Bang se conoce como teoría del Estado Estacionario, pero este modelo cayó en desuso con el descubrimiento de la radiación del fondo cósmico de microondas, la luz emitida 380.000 años después de esta Gran Explosión que dio origen al Cosmos.
Arno Penzias y Robert Wilson recibieron el Premio Nobel de Física por este descubrimiento. Posteriormente, también se lo concedieron a George Smoot y a John Mather por desvelar sus propiedades.
Además de dicha radiación, el Big Bang explica varios fenómenos que observamos en el Universo y que se constituyen así en sólidas pruebas de esta teoría, como la expansión o alejamiento de las galaxias y las cantidades relativas de los elementos ligeros (helio, deuterio, litio,…).
La inflación, que plantea un período de expansión exponencial del Universo durante sus primeros instantes de existencia, forma parte del modelo del Big Bang.
El término “Gran Explosión” no es del todo apropiado. Se dice que en realidad ni fue “Grande” ni consistió en una “Explosión”. Ni arrojó materia al espacio vacío, ni tuvo lugar dentro de un espacio que existiera previamente. La expansión del Universo continúa desde entonces, incluso de forma cada vez más acelerada, dicen que por culpa de la energía oscura.