Ya Aristóteles concluyó que, gracias a la forma curvada de la sombra terrestre proyectada sobre la Luna durante los eclipses, la Tierra debía ser esférica, pues sólo una esfera iluminada en ángulos diferentes podía proyectar siempre una sombra de forma circular.
Continuación de la entrada “La utilidad de lo inútil. Síntesis de apertura”, sexto capítulo de la serie “LA UTILIDAD DE LO INÚTIL: Cuando un expresivo ‘oxímoron’ se añade a la Astronomía”.
Eratóstenes, el que fuera director del mayor centro cultural y científico del mundo -la Biblioteca de Alejandría-, midió la sombra proyectada por una vara en un día concreto desde dos ciudades distantes, Alejandría y Assuán. La diferencia de longitud de ambas medidas le permitió averiguar, con un sencillo cálculo trigonométrico, el perímetro de la circunferencia terrestre. Eratóstenes realizó, de esta manera, el primer cálculo del tamaño de nuestro planeta, estimando un perímetro de 39.375 km, con un error sobre el valor real de sólo un 2%.
Ptolomeo también tuvo su papel en esta historia. A él le debemos, entre otras contribuciones, la determinación astronómica de los conceptos de latitud y longitud, coordenadas que facilitaban la navegación por el Mediterráneo.
La Astronomía ha estado siempre al servicio de la navegación, ya fuera usando la estrella polar, que se mantiene a una altitud constante en el horizonte, visto desde un punto fijo de la Tierra, ya fuera observando al Sol en su recorrido o bien siguiendo a otras estrellas, con o sin ayuda de astrolabios y sextantes.
Pero nuestra deuda con la ciencia de los astros no acaba ahí, advierte John Beckman, Profesor de Investigación, vinculado Ad Honorem al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), al Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC) y al Departamento de Astrofísica de la Universidad de La Laguna (ULL). En su charla “Astronomía: la Utilidad de lo Inútil”, este astrofísico ilustró muy bien cómo la Relatividad General, postulada por Albert Einstein en 1917 en sustitución de la teoría de la gravedad de Newton, además de hacer importantes predicciones científicas, permite ajustar cálculos de tiempo. Una herramienta práctica para nuestra vida cotidiana, aunque tardó más de ochenta años en encontrar una aplicación. Hoy, el sistema GPS de navegación no sería posible sin ella.
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