La mayor parte de la energía que emite el Universo es infrarroja y, por lo tanto, no podemos verla si no es con instrumentos especiales para ello. El IAC ha sido consciente de esto desde sus inicios, por ello lleva más de cuatro décadas desarrollando instrumentación para telescopios terrestres y espaciales, con el fin de traspasar la frontera de lo desconocido.
El cuarto número de la revista Paralajes realiza un intenso recorrido a través de los numerosos trabajos de investigación realizados en el IAC gracias a este tipo de radiación y acerca la tecnología desarrollada en este centro para observatorios de todo el mundo; e, incluso, para misiones espaciales como SOHO o el JWST. También hace una mención especial al astrofísico Carlos Sánchez Magro, pionero en investigación e instrumentación infrarroja, que no pudo llegar a ver la herencia de su trabajo por su prematura muerte y que da nombre a uno de los primeros telescopios del IAC en el Observatorio del Teide.