El segundo bloque temático del congreso, moderado por José Franco, de la Universidad Autónoma de México, se dedicó a la preservación de la biodiversidad y el bienestar humano. El primer ponente fue Sergio Ortolani, profesor de la Universidad de Padua (Italia), quien habló de la evolución de la contaminación lumínica y su impacto en las observaciones astronómicas, utilizando datos de sitios astronómicos "contaminados" como guía para la preservación de sitios astronómicos oscuros. Hizo un recorrido histórico por la evolución del alumbrado público en los núcleos urbanos, destacando que en los años 70 hubo un cambio drástico en el alumbrado exterior al comenzar a usar lámparas de sodio de alta presión, más eficientes y menos contaminantes. “El efecto de la luz en el cielo impacta en la precisión y el límite para detectar fuentes astronómicas”. Y añadió: “El cielo está encogiendo”, en referencia a la parte útil para observar del cielo. “Todas la herramientas que tenemos ahora deben ser combinadas para combatir el problema, que afecta a todos los seres vivos.”
David Welch, presidente del Dark Skies Advisory Group-Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN), se centró en los cielos oscuros y áreas que se han protegido tras una década desde la creación de este grupo en Estados Unidos en 2007. Explicó cuál era la situación de los parques y sus cielos en ese año: solo había 10 lugares protegidos (6 en Canadá, 3 en EEUU y 1 en Hungría). En 2008 ya había 7 reservas “Dark Sky” y unas líneas de actuación para la iluminación en exteriores destinada a parques de Canadá. Ahora, hay 44 parques, 11 reservas y 15 comunidades, entre otras áreas protegidas. Actualmente se están considerando parques urbanos. Los retos de las áreas protegidas están relacionados con varios aspectos: la contaminación lumínica, oculta a veces bajo otras amenazas naturales; la necesidad de divulgar en poblaciones urbanas; la inclusión de los valores del cielo oscuro en la gestión de parques; y la declaración de la astronomía como Patrimonio Mundial.
Atlas mundial del brillo del cielo
Alejandro Sánchez de Miguel, del Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA), se refirió a la evolución de las imágenes nocturnas obtenidas por satélites durante una década. Recordó que, en la conferencia Starlight de 2007, un estudiante de pregrado presentó la primera evidencia de los diferentes niveles de iluminación de la contaminación producida por diferentes países de Europa. Desde entonces, diez años de investigación han demostrado cómo los datos del Defense Meteorological Satellite Program (DMSP) y delVisible Infrared Imaging Radiometer Suite (VIIRS) pueden ayudar a detectar estimaciones incorrectas del consumo de energía, así como a estimar el brillo del cielo. Ello ha permitido elaborar el atlas mundial más completo del brillo del cielo, comparando mediciones basadas en tierra con datos de satélites conocidos. Ahora, con la ayuda de las imágenes de la Estación Espacial Internacional, se pueden confeccionar mapas que estimen los impactos en la salud humana y en la visibilidad. Además, las imágenes nos proporcionan una mejor comprensión del espectro de las fuentes de luz y sobre si las conversiones de las lámparas HPS a los LED están produciendo un aumento o una disminución de la contaminación lumínica.
También hubo espacio para que Connie Walker, científica del NOAO (National Optical Astronomy Observatory) de EEUU, recalcara la importancia de las campañas educativas y divulgativas para evitar la contaminación lumínica que afecta a los cielos nocturnos, como los proyectos Dark Sky Rangers en Portugal, Globe at Night, Año Internacional de la Luz, kits de enseñanza sobre iluminación de calidad en EEUU, STARS4ALL. Walker comentó que le sorprendía que la mitad de sus estudiantes en Hawaii no hubieran visto nunca la Vía Láctea. “¿Cómo cambiar –se pregunta- una sociedad que ha convertido la noche en día? ¿Cómo convencerles de que han perdido algo valioso?”. De ahí el papel de la Unión Astronómica Internacional (IAU) para propiciar el cambio con diferentes acciones. “Una de ellas –señaló- es que proporcione plataformas educativas para enseñar en las aulas el valor de la astronomía. Y otra es crear grupos de trabajo en la Comisión para la protección de lugares para la observación astronómica, existentes y potenciales, incluyendo la posibilidad de colaboración entre la IAU y la UNESCO para declarar los observatorios astronómicos como Patrimonio Mundial”.
Amenaza global
Richard D. Gregory, de la UCL (University College de Londres) y miembro de la Royal Society for the Protection of Birds (RSPB), analizó los efectos de la contaminación lumínica en las poblaciones de aves. Explicó por qué la luz es tan importante para las aves, que son animales muy visuales con sistemas de navegación complejos. “Es importante en su reproducción, alimentación y orientación. A diferencia de los humanos, que solo tienen 3 conos en los ojos, las aves tienen 4, lo que amplía su capacidad para ver colores”. Analizó los potenciales y catastróficos impactos de la contaminación lumínica en aves urbanas, como la desorientación en las migraciones y pérdida de energía durante el vuelo, que los convierte en presas fáciles. También puede inducir comportamientos diurnos o crepusculares, cambiando sus ciclos vitales. “Las aves cerca de luces empiezan su canto por la mañana hasta una hora antes, las hembras ponen sus huevos hasta un mes antes, y les afecta a la hora de encontrar compañero para reproducirse”. Gregory mostró un estudio sobre 6,8 millones de pájaros muertos en torres de alta tensión en EEUU. En conclusión, se necesita mejorar en la monitorización así como idear estrategias de rescate y medidas para mitigar los efectos negativos de la luz. “La contaminación lumínica –subrayó- es una amenaza global para la biodiversidad.”
Ariadna García Saenz, investigadora postdoctoral de ISGlobal, Barcelona Institute for Health, presentó un estudio sobre la relación entre la exposición a la luz nocturna y el riesgo de cáncer de próstata y de mama en España. El trabajo nocturno, la exposición a la luz nocturna y la consiguiente alteración de los ritmos circadianos (oscilaciones de las variables biológicas en intervalos regulares de tiempo) pueden aumentar, según este estudio, el riesgo de cánceres dependientes de hormonas, como la melatonina, que tiene que ver con el sueño. Estudios previos relacionados con la contaminación lumínica y la salud humana encontraron una asociación positiva y mostraron que la duración y el espectro afecta más que la intensidad de la exposición a la luz. En estudios posteriores, los resultados indicaron que los individuos tienen mayor riesgo de padecer cáncer de próstata si duermen en habitaciones más iluminadas, mientras que aquellas mujeres expuestas a luces más azules tienen más probabilidad de desarrollar cáncer de mama.
Sibylle Schroer, del Leibniz Institute of Freshwater Ecology and Inland Fisheries, de Alemania, presentó su investigación sobre contaminación lumínica como una materia multidisciplinar. El uso de luz artificial por la noche (ALAN) ha ido aumentando con la actividad humana en tiempo y espacio, con un incremento anual de alrededor del 3-6% en todo el mundo. Los límites entre el espacio urbano y los hábitats de vida silvestre se difuminan y el hábitat disponible para especies sensibles a la luz está disminuyendo incluso en áreas de conservación de la naturaleza. En esta charla se mostraron ejemplos de estudios sobre los impactos del ALAN sobre la vida silvestre y los ecosistemas. Además, se presentaron los resultados de cuatro años de trabajo en red dentro de la Acción EU-COST Loss of the Night Network (LoNNe). “LoNNe –explicó- ha establecido lazos transdisciplinares, por ejemplo entre astrónomos, ecologistas, diseñadores de iluminación e ingenieros para encontrar soluciones a los problemas cada vez mayores relacionados con la contaminación lumínica”. Esta red está ahora involucrada como socios externos dentro de la plataforma de concienciación colectiva STARS4ALL, financiada por el marco europeo H2020 y en el que participa el Instituto de Astrofísica de Canarias, con el objetivo de iniciar diálogos sobre la contaminación lumínica con todas las partes interesadas, en particular el público en general”.
Jaime Zamorano, de la Universidad Complutense de Madrid y miembro de la plataforma europea STARS4ALL, presentó el fotómetro TESS-W, la primera versión de una serie de fotómetros económicos, pero fiables, que se utilizarán para medir el brillo del cielo nocturno. TESS-W se conecta a un router a través de WIFI y envía automáticamente los valores de brillo a un repositorio de datos utilizando los protocolos de Internet. El dispositivo incluye un sensor de infrarrojos para estimar la cobertura de nubes. Está diseñado para controlar la evolución del brillo del cielo en estaciones fijas. El fotómetro también se puede utilizar en modo local conectado a un ordenador o tableta para recopilar datos de un vehículo en movimiento. “El fotómetro –añadió Zamorano- se está desarrollando dentro de la plataforma de sensibilización colectiva para promover los cielos oscuros en Europa STARS4ALL.”
Nota de prensa del primer bloque de la jornada: Ventanas al universo