Las moléculas más grandes conocidas en el espacio, los fullerenos, no se producen en entornos pobres en hidrógeno como se creía hasta ahora.
Los fullerenos, que son moléculas muy estables y difíciles de destruir, tienen una forma similar a la de un balón de fútbol y están hechas de 60 átomos de carbono ordenados en estructuras esféricas tridimensionales y con patrones alternativos de hexágonos y pentágonos. Estas moléculas fueron sintetizadas en laboratorio por los químicos Harold Kroto y Richard Smalley, quienes por ello recibieron en 1996 el premio Nobel de Química. Kroto y Smalley, de acuerdo con sus experimentos de laboratorio, creían que estas moléculas no podrían formarse en un lugar en el que hubiese hidrógeno, pues éste inhibiría su formación, y propusieron como entorno ideal en el espacio las estrellas que tienen muy poco hidrógeno, las denominadas estrellas R Coronae Borealis.
En un trabajo publicado el pasado año se demostró con observaciones hechas con el telescopio espacial Spitzer, de la NASA, que los fullerenos estaban en estrellas con mucho hidrógeno, lo que contradecía lo que se creía. Con las nuevas investigaciones también se demuestra que éstas moléculas no se producen en estrellas con poco hidrógeno, lo que contradice los estudios de laboratorio. Los nuevos resultados dicen que los fullerenos son mucho más abundantes de lo que se creía, pues se forman en condiciones "normales" y no en entornos "raros". Además, este descubrimiento puede ayudar a identificar las moléculas responsables de las bandas difusas interestelares, uno de los grandes misterios en astrofísica.
Las observaciones actuales han cambiado nuestro entendimiento sobre la formación de los fullerenos, y que estas sugieren que estas moléculas se producen a partir de granos de carbono amorfo hidrogenado al ser irradiados por radiación ultravioleta, o por choques de gas. De ese modo los granos de carbono amorfo hidrogenado se descomponen, produciendo una química muy interesante en donde se forman fullerenos e hidrocarburos policíclicos aromáticos, los segundos de los cuales son moléculas formadas por carbono e hidrógeno que tienen una gran variedad de tamaños.
Los fullerenos se han encontrado en la Tierra, en meteoritos y ahora en el espacio, y pueden actuar como "jaulas" y llevar dentro otras moléculas. Algunas teorías sugieren que de este modo las fullerenos podrían haber trasladado a la Tierra sustancias que permitieron la vida.