Usted lleva ya décadas dedicándose a la información científica, ¿por qué se decantó por esta especialidad?
“En realidad, fueron las circunstancias las que me llevaron a la divulgación científica, justo cuando en El Mundo se creó la primera sección dedicada a la ciencia y el medio ambiente, un espacio diario que no existía en otros periódicos. Sin embargo, y aunque antes me había dedicado a otros asuntos de índole social, enseguida comprendí que era una puerta privilegiada abierta al conocimiento, y a trasmitir los asuntos más complejos, de la forma más atractiva posible, al público general. Todo un reto que, además, permite estar en contacto con algunas de las personas más inteligentes del planeta y visitar los centros de investigación donde se buscan soluciones a problemas y a misterios que aún nuestra especie no ha desvelado”.
El Mundo fue uno de los primeros medios en España en tener una sección específica y diaria de Ciencia. ¿Cómo fue su experiencia al pertenecer a esa plantilla y hacer crecer esa sección?
“Fue enriquecedora. Además, coincidió con un momento en el que los medios escritos tenían aún mucha audiencia y, por tanto, tener dos páginas diarias dedicada a la ciencia era contar con un espacio privilegiado para la divulgación. Colaborar en que se consolidara fue, además, gratificante. Debo reconocer que los primeros tiempos fueron complicados, pero tuve la suerte de que siempre conté con la colaboración de los investigadores para no cometer errores. En todos los años que han pasado, son excepción aquellos que no se han prestado a atender mis peticiones. De hecho, contar con una buena red de expertos en las diferentes áreas científicas es fundamental para esta especialidad, pues los periodistas no somos expertos en cuestiones tan complejas y diversas como las que tratan”.
¿Estamos en un buen momento en España para la divulgación de la ciencia?
“Creo que no, pero lo mismo pasa con la ciencia en general, que no es prioridad. De hecho, en los medios de comunicación tradicionales el espacio que se le dedica disminuye. Rara vez figura en la portada de un periódico y los espacios dedicados a la ciencia van a menos. Y en los nuevos medios digitales, tampoco encuentran su hueco. Pocos tienen un espacio específico. Triunfa más la tecnología, que es otra cosa. En cuanto a la radio, algunas colaboraciones puntuales y programas que desaparecen de las ondas; y en cuanto a las televisiones, no encuentro a nuestros científicos y sus trabajos en algún programa. Como consecuencia, el analfabetismo científico en este país es tremendo”.
¿Cree que en nuestro país se hace una buena divulgación científica? ¿En qué tenemos que mejorar?
“Creo que hay mucho que mejorar. La que se hace, en general, no es mala, aunque es escasa. Personalmente, echo en falta información que no se quede únicamente en los grandes hallazgos y los artículos publicados en revistas científicas. Ahí están los resultados, pero habría que ir más al terreno, a los laboratorios, a conocer a las personas que hacen ciencia y su proceso de trabajo. Pero ello requiere más tiempo que una llamada por teléfono, y más tiempo son más periodistas. Por otro lado, también los científicos hacen divulgación, aunque no tanta como en otros países y, en todo caso, considero que siempre será necesaria la mirada desde fuera de un periodista, que recoja varios puntos de vista”.
Vivimos una época donde internet como herramienta ha generado muchas oportunidades para gente ¿cree que los blogs de ciencia vienen a sustituir el espacio que dejan los medios de comunicación?
"No debiera, pero si la ciencia sigue perdiendo espacio en los medios acabarán por hacerlo. No debieran porque cuando alguien sigue un blog de ciencia es porque ya tiene un interés previo en este tipo de información, pero no es así en los medios de comunicación, que uno lee, o ve, o escucha para enterarse de qué pasa en el mundo, o con el partido de fútbol, y de paso se entera de que hay agua líquida en Marte, quien sabe si vida; o que hemos aterrizado en un cometa; o que hay ADN en un hueso de hace 400.000 años. Ahí se puede captar interés en quienes no lo tienen antes".
¿Qué diferencia presenta para el público un blog de ciencia o una sección en un medio? ¿De qué se deben fiar más?
“Lo importante no es tanto el canal, como quien lo escribe. Hay secciones o programas de ciencia buenos y malos, y lo mismo pasa con los blogs. La cuestión es saber elegir qué blog es de fiar o de qué profesional te quieres informar porque no hace un ‘corta y pega’ de una nota de prensa. Ahora, las redes sociales nos permiten seguir a las personas que nos interesan. Estén donde estén”.
Usted decidió montar su propio medio “Laboratorio para sapiens” ¿Cuál es el objetivo del mismo?
“El objetivo es ofrecer información y análisis de divulgación científica y ambiental, y hacerlo con un enfoque que siempre aporte algo que no se encuentra en otros medios de comunicación. Creo que en cada uno de los 300 artículos escritos hasta ahora lo he conseguido, ninguno es una nota de prensa, ni una traducción, todo lo he vivido con sus protagonistas. Y estoy satisfecha con el resultado en estos tres años, pues acumula ya unas 200.000 visitas y 400 suscriptores. Su puesta en marcha fue un reto personal, en el momento en el que salí de El Mundo, cuando pensé que podía sacar adelante un espacio de divulgación y defensa de la ciencia en un momento en el que la crisis y los recortes golpeaban con dureza a los investigadores, los ya establecidos y los jóvenes”.
Usted está especializada en Medio Ambiente, hubo una época donde esta información era prioritaria e incluso muchos periódicos tenían suplementos específicos, ¿qué ha pasado? ¿ha perdido interés? ¿por qué?
“Ha perdido interés y es una inconsciencia porque en la protección del medio ambiente, que por otro lado está tan relacionada con la ciencia, está el futuro de la Humanidad. Stephen Hawking decía recientemente en Canarias que debíamos ir pensando en vivir en otro planeta, pero de momento no tenemos más que éste. Sin embargo, el medio ambiente no está en la agenda política, ni nacional ni internacional, y ello afecta a que tampoco esté los medios. En pocos sitios hemos leído la importancia de la sequía en la guerra de Siria, o lo que significa para el aire que respiramos el engaño de Volkswagen, al margen de la fría cifra del CO2. En diciembre, con la cumbre del clima de París, volverá a algunas portadas, si dejan espacio las elecciones generales. Y luego, desaparecerá de nuevo”.
En La Palma se reunirán los representantes de los centros de excelencia Severo Ochoa con periodistas y comunicadores, ¿qué deberíamos aprender los unos de los otros?
“Debemos entender nuestra imprescindible colaboración para que la sociedad española considere que el desarrollo científico es fundamental para este país. Y debemos comprender los unos el trabajo de los otros, y viceversa”.
Con respecto a los sellos Severo Ochoa, cuya primera edición caducan este año, ¿considera que ha sido una política adecuada? ¿Cree que deben renovarse?
“Creo que este sello ha permitido contar con unos centros y unidades de excelencia científica de primera, potenciando las inversiones en unos pocos en lugar de repartirlas por igual entre todos. Desde luego, no pueden dejarse de apoyar”.
- En esta crisis se ha producido un momento crítico en el que las ayudas a la I+D se han reducido drásticamente, ¿comparte la idea de muchos de que con esto se atrasa varias décadas el avance del país?
“Por supuesto. No hay más que visitar algunos centros de investigación y verlos medio vacíos, o hablar con investigadores que se han quedado sin personal en sus equipos, o comprobar cuántos valiosos científicos jóvenes, y no tanto, están ahora aportando su conocimiento en otros países. Y está claro que la situación no mejora, a tenor de los presupuestos previstos para 2016. Desde “Laboratorio para Sapiens” he escrito mucho sobre este tema, poniendo nombres y apellidos a ese viaje al pasado al que se condena a este país, cuyos dirigentes prefieren seguir apostando por la construcción y la hostelería como motor del desarrollo”.
Coordinación de entrevistas: Verónica Martín