Por IVÁN JIMÉNEZ
Aunque los seres humanos llevamos toda nuestra existencia habitando una galaxia llamada la Vía Láctea, apenas estamos comenzando a leer su historia. Desde la perspectiva de nuestro planeta, no podemos quejarnos de las vistas que tenemos durante las noches estrelladas; sin embargo, a la hora de estudiar el Universo, nuestro vecindario cósmico no está exento de lugares oscuros que desafían nuestro conocimiento. Añadir algo de claridad al aún frágil y desconocido modelo cosmológico es el principal objetivo de la astrofísica Amina Helmi, del Kapteyn Astronomical Institute de la Universidad de Groningen. Su trabajo se sitúa en la frontera entre la Arqueología y la Cosmología. Para Amina la Vía Láctea es su laboratorio cosmológico ideal para estudiar lo que más le apasiona como investigadora: la materia oscura, esa parte del Universo que no vemos pero sabemos que existe porque tiene efectos gravitacionales sobre las estrellas y las galaxias. Esta misteriosa materia también está presente en la Vía Láctea. Por eso, Amina trata de medir su presencia estudiando los rastros de estrellas que nuestra galaxia ha ido secuestrando a lo largo de su historia. Su trabajo es la demostración de que, a veces, en Astrofísica la mejor forma de hallar grandes respuestas que expliquen la complejidad del Cosmos es girando la esquina.
Tu presentación en el EWASS relaciona Cosmología con el estudio de galaxias cercanas. ¿Cómo pueden la Vía Láctea y sus galaxias vecinas darnos información sobre el Universo primitivo?
La Vía Láctea tiene estrellas casi tan viejas como el Universo mismo. Estas estrellas muy antiguas nos hablan de las condiciones físicas del Universo presente en el momento en el que se formaron, ya que conservan en sus atmósferas la memoria de la composición química del medio en el que se crearon. En este sentido, son como “fósiles vivientes”.
¿Es el modelo cosmológico estándar un modelo definitivo? ¿Qué incógnitas aún no resueltas por la Cosmología puede la Vía Láctea y nuestro vecindario, el Grupo Local, ayudarnos a responder?
Uno de los ingredientes clave del modelo cosmológico es la materia oscura. La materia oscura afecta a las galaxias de múltiples maneras. Básicamente dicta, en gran medida, cuándo se forman las galaxias y cómo van a evolucionar. A través de la Vía Láctea y sus galaxias vecinas más cercanas podemos obtener el cuadro más conciso y detallado sobre la distribución de la materia oscura, la cual forma parte de su naturaleza. Esto es posible porque podemos medir cómo las estrellas individuales se mueven a través del espacio y, de esta forma, mapear la distribución de la masa en estas galaxias.
De hecho, durante tu investigación doctoral descubriste una corriente de estrellas que hoy lleva tu nombre, la corriente de Helmi. ¿Qué implicaciones tuvo este descubrimiento?
Este descubrimiento proporciona la evidencia de que algunas estrellas cercanas se originaron en una pequeña galaxia externa que fue canibalizada hace mucho tiempo por la Vía Láctea. Este proceso fue escaso y básicamente inexistente en las regiones interiores de las galaxias, pero las fusiones se cree que son un acontecimiento muy común en la historia de las galaxias de acuerdo con las consideraciones del modelo cosmológico.
Y personalmente, ¿qué significó para ti un hallazgo tan inesperado?
Personalmente fue un hermoso descubrimiento. Yo había hecho una predicción de cómo debían ser estos restos de galaxias e identifiqué cómo se podían encontrar. Y, entonces, realmente lo encontré. Sentí como si verdaderamente lo entendiera y hubiera resuelto una pieza oculta de la naturaleza. Por supuesto, esto también me ayudó en mi carrera.
Recientemente has vuelto a hacer otra aportación importante a la astrofísica, esta vez, con la publicación del primer mapa de la distribución espacial de la materia oculta en el espacio vacío entre las estrellas. ¿Por qué es importante este mapa?
Puesto que hay 5 veces más masa oscura que luminosa en el Universo, comprender de qué está hecha la materia oscura es una de las cuestiones cruciales de la actual (astro) física.
Eres una entusiasta de la misión Gaia. ¿Qué datos esperas obtener con este satélite? ¿Cómo puede ayudarnos a conocer la historia de nuestra galaxia y la del Universo?
A través de la cartografía de los movimientos de las estrellas en nuestra galaxia podemos esperar rastrear sus componentes básicos, es decir, las fusiones que ha experimentado. Por otro lado, a través de sus movimientos podemos mapear la distribución de masa. He estado esperando y preparando, de una manera u otra, esta misión, básicamente, durante 15 años (desde el final de mi doctorado), así que estoy muy entusiasmada con las nuevas oportunidades y los descubrimientos que se harán en el campo gracias a Gaia.
Antes de acabar tu carrera como investigadora, ¿en qué gran descubrimiento te gustaría formar parte?
Me gustaría saber si la materia oscura en nuestra galaxia tiene tantas subestructuras como predicen los modelos (la expectativa es que podría haber cientos de miles, si no más, satélites oscuros acechando en el halo de la Vía Láctea). En realidad, me gustaría levantar el velo y, mapeando los movimientos y la distribución de estrellas en la galaxia, ser capaz de demostrar que lo predicho es cierto. Si es así, esto daría un impulso muy fuerte para apoyar una de las predicciones más fundamentales del modelo de materia oscura fría.
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