Pocos lugares del cielo, vistos desde la Tierra, tienen tanta variedad cromática como la región del corazón del Escorpión, cuya estrella más brillante es Antares. La localización de esta constelación, cercana al núcleo de nuestra galaxia, la Vía Láctea, es clara entre los cientos de miles de estrellas que aparecen distribuidas homogéneamente por toda la imagen. El color lo dan los diferentes tipos de nubes de polvo y gas presentes. El rojo corresponde a las regiones de hidrógeno excitado por las estrellas. El azul y el amarillo, a la luz estelar reflejada por el gas y polvo. Las regiones oscuras son polvorientas nubes retroiluminadas, tan densas, que no dejan pasar la luz.
Destaca un objeto particular, fósil de la formación de nuestra galaxia, el cúmulo globular M4, un enjambre de cientos de miles de estrellas que sobreviven desde el origen de la Vía Láctea, hace más de 12 mil millones de años. Una inspección más detallada de la imagen nos permite detectar dos cúmulos globulares más: M80 y NGC 6144. Como casi siempre, observamos objetos situados en diferentes planos: las estrellas más brillantes y las nebulosas son los objetos más cercanos, en primer plano, situados a unos 500 años luz de distancia. El resto de estrellas del disco de nuestra galaxia crean un tupido manto estrellado, mientras que los cúmulos globulares se encuentran a diversas distancias. M4 es el más cercano de los 150 cúmulos globulares (viejos) conocidos que orbitan la Vía Láctea, encontrándose a unos 7.000 años luz de distancia. M80 y NGC 6144 se encuentran 4 o 5 veces más lejos, motivo por el que no destacan tanto en la imagen.
Imágenes anteriores:
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