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Durante el congreso también se presentaron importantes resultados científicos en la búsqueda de planetas extrasolares, como los planetas gigantes aislados hallados por investigadores del IAC
Las últimas observaciones de la atmósfera solar realizadas tanto con telescopios terrestres como desde satélites suponen un gran avance para la física solar y estelar. A ello han contribuido, en especial, las observaciones del satélite TRACE, lanzado hace aproximadamente un año y medio, y que fueron presentadas por C.J. Schrijver del Instituto Stanford-Lockheed de Investigación Espacial (EEUU), y Leon Golub, del Smithsonian Astrophysical Observatory de Cambridge-Masachussetts (EEUU), en el XI Cambridge Workshop sobre estrellas frías, sistemas estelares y el Sol, organizado por el Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC) y celebrado la semana pasada en el Centro de Congresos del Puerto de la Cruz, en Tenerife. Estas imágenes han sido previamente publicadas en la revista Solar Physics en el número correspondiente al pasado mes de junio.
"TRACE observa el Sol a una resolución espacial que no se ha conseguido nunca desde el espacio", explica Schrijver. Hasta ahora las misiones espaciales sólo habían podido obtener algunas instantáneas, pero no películas donde observar claramente el funcionamiento de la corona solar con gran exactitud. "Con TRACE hemos podido constatar que la corona solar, esa región del Sol donde la temperatura alcanza más de un millón de grados centígrados, muy por encima de la superficie solar, es de una increíble complejidad. Está compuesta por filamentos de estructura muy fina, que hemos podido observar porque TRACE tiene una resolución de 700 km, muy superior a la de un instrumento que observe el Sol desde tierra".
En la corona solar las diferencias de temperatura entre puntos separados entre sí por tan sólo unos pocos cientos de kilómetros pueden alcanzar varios millones de grados; el material se desplaza a lo largo de las líneas del campo magnético dentro del volumen de la corona solar, formando filamentos que se mueven según cambia el campo magnético. "En las imágenes de TRACE se puede observar el movimiento del material hacia el interior de los bucles" –continúa Schrijver, "algo que no se había observado directamente hasta la fecha; su temperatura se mantiene, probablemente, mediante corriente eléctrica que se cortocircuita en la corona, al igual que sucede con las tormentas con aparato eléctrico en la superficie de la Tierra. Cuando eso sucede, el material se enfría rápidamente al irradiar su energía y cae de nuevo. Hasta ahora, todos estos procesos se han observado en ocasiones puntuales, mientras que nosotros hemos podido contemplar su desarrollo de forma rutinaria. Cada vez que observamos vemos cómo se dan cambios muy rápidos, cómo el material asciende y vuelve a caer. Ahora podemos comparar estos resultados con lo que conocemos del campo magnético en la superficie del Sol para estudiar cómo se deposita el calor en esas capas, que es uno de los mayores enigmas de la física solar y estelar." Las imágenes de TRACE y su impacto en la física estelar fueron uno de los resultados más espectaculares presentados en el XI Cambridge Workshop sobre estrellas frías, sistemas estelares y el Sol.
Esta edición de la reunión, la última del milenio, fue una de las más largas, incluyendo en su agenda temas que complementan los abordados hasta ahora, y, en opinión de Ramón García López, investigador del IAC y copresidente del Comité Científico Organizador, "cumplió sus propósitos de identificar los desafíos y problemas que plantea la física de estrellas de tipo tardío para el siglo que viene". Jürgen Schmitt, Director del Observatorio de Hamburgo (Alemania), presidió la sesión dedicada a actividad estelar, la más tradicional de estas reuniones y que aglutina en un mismo foro la física solar y la estelar. Schmitt destacó dos temas de esta edición en los que se han producido avances importantes: el estudio de estrellas de baja masa y objetos subestelares y los recientes descubrimientos sobre rotación diferencial, en el campo de la actividad estelar.
Planetas gigantes aislados
Con la presentación de evidencias observacionales de la existencia de planetas gigantes flotando libremente en el espacio de la región de Orión, el grupo del IAC compuesto por Víctor Sánchez Béjar, M. Rosa Zapatero-Osorio y Rafael Rebolo aportó los últimos avances en astrofísica subestelar. "Demostrar la existencia de este tipo de objetos era todo un reto - comenta Schmitt -una labor que han llevado a cabo especialmente desde el IAC, cuyo grupo estuvo entre los primeros en demostrar la existencia de las enanas marrones." En cuanto al segundo de los temas destacados por Schmitt, este investigador señaló que "en las estrellas de baja masa se da el hecho curioso de que parecen girar muy rápidamente: una medida directa indica un período de rotación de 7 horas, como el de Júpiter, lo que comparado con los 30 días del Sol es muy rápido". Siguiendo el paradigma de la actividad estelar, que dice que cuando en una estrella hay rotación y convección debería haber también dinamo, generación de campos magnéticos, emisión de rayos X, corona, etc., cabría esperar entonces que hubiese actividad en estos objetos, pero no parece detectarse, lo que constituye un problema con dos únicas explicaciones, según Schmitt: "o bien hay un sesgo en las observaciones (algo que se debatió durante la reunión), o bien estas estrellas no presentan la actividad habitual que se encuentra en estrellas de masa superior".
Rotación del Sol
Destacó también el debate sobre la rotación diferencial en las estrellas. Se sabe que el Sol no gira de forma uniforme, sino que existe una ligera diferencia en el ritmo de rotación entre el ecuador y los polos solares. "Hasta ahora había sido extremadamente difícil demostrar la existencia de esa rotación diferencial en otras estrellas -comenta Schmitt, a pesar de que se intuía. En el congreso se presentó el trabajo de un grupo francés en el que se demuestra de modo convincente la existencia de la rotación diferencial en las estrellas. Lo curioso es que la naturaleza de esa rotación diferencial estelar parece ser muy similar a la del Sol, y es sorprendente porque las estrellas estudiadas presentan una velocidad de rotación 30 veces superior a la del Sol y, a pesar de ello, el modelo de rotación diferencial es similar."