A pesar de que el día 11 de agosto de 1999 las nubes ocultaban gran parte de Europa y después de superar algunos problemas instrumentales, la expedición "Shelios 99", organizada por el Dr. Miquel Serra-Ricart, investigador del Instituto de Astrofísica de Canarias, y patrocinada por Banesto, consiguió su principal objetivo: obtener imágenes polarimétricas de la corona solar (ver http://www.shelios.com/ima99) durante los dos minutos y once segundos que duró el eclipse en el punto elegido para su observación (una colina a unos 20 km de la ciudad de Kastamonu, situada en Anatolia Central, 200 km al norte de la capital turca, Ankara).
Shelios 99 transportó a Turquía dos experimentos solares en el marco de dos proyectos internacionales: SUN (Students Understanding Nature) y TECONet99 (Trans-European Coronal Observing Network, organizado y coordinado por el Grupo de Trabajo de JOSO, Joint Organization for Solar Observations, dedicado a este eclipse).
El proyecto SUN es una iniciativa de la misión GENESIS de la NASA, de ámbito mundial y a largo plazo, destinado a medir los cambios en la cantidad de energía solar que recibimos por unidad de tiempo en cada unidad de superficie terrestre, llamada irradiancia solar. Las medidas son realizadas por dos radiómetros en dos rangos de color o longitud de onda distintos, el visible y el ultravioleta, cada día del año en estaciones de observación situadas preferentemente en colegios e institutos alrededor de todo el mundo. El propósito es estudiar las variaciones de la irradiancia solar y ayudar a distinguir las distintas influencias que pueden producir esos cambios: realmente de origen solar, debidas a efectos atmosféricos, o causadas por el hombre. Este tipo de medidas se llevaron a cabo también durante todo el eclipse, registrando datos con mayor frecuencia temporal. Según la Dra. Inés Rodríguez Hidalgo, responsable del proyecto científico de Shelios99, "los datos de irradiancia parecen mostrar el comportamiento esperado, con un decrecimiento más acusado de la irradiancia visible, dado que la mayor parte de la emisión ultravioleta del Sol procede de la corona, capa que permanece visible durante el eclipse. Aún es pronto para presentar resultados definitivos, pero es interesante el estudio del comportamiento asimétrico de las curvas de irradiancia antes y después de la totalidad".
La participación en la red de observaciones TECONet99 era el principal propósito científico de la expedición. TECONet99 se ha convertido sin duda en la red de observadores simultáneos de un eclipse con un objetivo científico claro más importante de la historia. Alrededor de 30 puntos de observación repartidos a lo largo de casi toda la línea de totalidad y coordinados por el Dr. F. Clette (Dpto. de Física Solar del Real Observatorio de Bélgica), habían de proporcionar más de 1 hora de datos polarimétricos de la corona solar. Los primeros análisis indican que aproximadamente un 50% de las estaciones de observación pudieron obtener datos válidos, con una buena distribución espacial desde Francia a Irán que proporciona una cobertura temporal bastante uniforme a lo largo de 1 hora y 40 minutos.
Aunque la cantidad de datos recopilada por TECONet99 es muy grande y todavía deberán pasar algunos meses para analizar con profundidad cada una de las series de imágenes y conseguir resultados globales, los primeros ya han sido presentados por el coordinador de la red en la Reunión Anual de JOSO el pasado septiembre en Florencia, donde también la Dra. Rodríguez Hidalgo expuso un informe sobre las observaciones llevadas a cabo durante la expedición.
La corona visible en este eclipse mostró numerosas protuberancias en el limbo solar, y una distribución de intensidad bastante simétrica, como era esperable en un periodo de alta actividad solar. En este caso no se observaron "chorros coronales" de gran longitud (hasta 3 o 4 veces el radio solar), sino una abrupta caída radial de intensidad hacia 2 radios solares. Por el contrario, una característica peculiar de la corona el pasado 11 de agosto fue la presencia de algunos chorros curvados, fuertemente no radiales, emergiendo de la región del polo Norte solar.
"Ahora que el trabajo sobre los datos obtenidos está en marcha podemos asegurar –señala Inés Rodríguez- que esta iniciativa única de coordinación permitirá, por una parte, una determinación cuantitativa fiable de la distribución sobre la corona de la densidad de electrones (responsables de la polarización de la luz observada), que es un parámetro fundamental en los modelos y simulaciones del comportamiento de la corona. Por otra parte, disponer de datos procedentes de diferentes lugares hará posible un estudio dinámico de la evolución global de la corona durante este eclipse. El mejor conocimiento de la misma contribuirá a avanzar en nuestro conocimiento del Sol y de su influencia sobre la Tierra.
Más información sobre la expedición en las direcciones de Internet: