El máximo de actividad para la lluvia de estrellas de las Perseidas en este año 2005 está previsto para el día 12 de agosto a las 18:29 horas de Tiempo Universal o TU (para convertir horas TU hay que añadir una hora para obtener la hora canaria y añadir dos horas para la hora peninsular). A esa hora aún no habrá anochecido, por lo que la lluvia sólo será observable en la noche anterior, del 11 al 12 de agosto, o en la noche del 12 al 13 de agosto, si bien las mejores horas de observación será en ambos casos de madrugada, cuando la constelación de Perseo (el radiante), de donde parte la lluvia, se encuentre más alta en el horizonte, y la Luna, en fase creciente, ya se haya puesto.
Las llamadas “estrellas fugaces” son en realidad pequeñas partículas de polvo de diversos tamaños (algunas llegan a ser más pequeñas que un grano de arena) que entran a gran velocidad en la atmósfera terrestre. Una Perseida, tan brillante como las estrellas de mayor brillo del cielo, pesa tan solo 0,07 gramos y entra en la atmósfera a 61 km/s. Debido a ese “choque” con la atmósfera, se desintegran a unos 80 km de altura y nos dejan ese trazo luminoso característico cuyo nombre científico es “meteoro”.
La mayoría de estas aglomeraciones de polvo están asociadas a restos de materia que los cometas van dejando a lo largo de sus órbitas en sus sucesivos pasos por las proximidades del Sol y la Tierra. En el caso de las Perseidas, la órbita atravesada es la del cometa Swift-Tuttle. El periodo de este cometa (tiempo que tarda en dar una vuelta alrededor del Sol) es de 135 años.
Para quienes quieran disfrutar de la lluvia se aconseja la observación a simple vista, sin telescopio ni anteojos de ningún tipo, ya que es preciso abarcar el máximo campo de visión. Cualquier punto de observación (playa, terraza, campo, etc.) es bueno siempre que ofrezca un horizonte y no tenga luces brillantes cerca. Si se vive en el campo, se podrá observar la lluvia perfectamente desde la propia casa, con la condición de que se evite usar luces que puedan deslumbrar la vista mientras se contempla la lluvia.