"Sería un lugar bastante difícil de habitar. Los astrónomos se lo pasarían muy bien y, por supuesto, mejor aún nos lo pasaríamos nosotros especulando sobre las repercusiones que este panorama celeste podría tener en la mitología, la religión y la cultura de cualquier civilización que lo habitase.
Isaac Asimov nos dio una respuesta vivaz (y bastante correcta) a esta pregunta hace más o menos medio siglo en una de sus obras de ciencia ficción, titulada Anochecer, quizá el relato corto de ficción más famoso de la historia" (WILLIAM HARRIS)
WILLIAM HARRIS, de la Universidad de MacMaster (Canadá):
"¿Podemos esperar encontrar planetas tipo Tierra (grandes objetos de composición rocosa/metálica) en torno a estrellas de cúmulos globulares? En cúmulos de bastante baja metalicidad, probablemente no; como mucho tendríamos planetas del tamaño de la Luna, después de desprenderse de todo el gas. Además, estos objetos pequeños no mantendrían sus atmósferas el tiempo suficiente para el desarrollo de la vida. En cambio, en cúmulos de alta metalicidad, como muchos de los del núcleo de la Galaxia, sería posible la formación de grandes planetas tipo terrestre. Luego tendríamos que saber en qué zona del cúmulo deberíamos mirar! La zona en torno al parsec central, con sus frecuentes interacciones entre estrellas, sería un entorno muy peligroso para los planetas, que serían despedidos por choques de marea. Tendríamos que alejarnos unos cuantos parsecs del centro del cúmulo, y esperar que nuestra estrella no tuviera una órbita que pudiera hacerla cruzar la zona del núcleo cada varios millones de años.
¿Cómo luciría entonces el cielo nocturno desde nuestro hipotético planeta? El núcleo del cúmulo parecería un enorme nido de joyas multicolores, ocupando varios grados de cielo y casi tan brillante como la Luna llena. Dentro del núcleo, las estrellas a punto de abandonar la secuencia principal serían fácilmente visibles a simple vista como de magnitud 4 a 5, y muchas de ellas destacarían sobre la luz difusa de otras estrellas aún más débiles. Pero el auténtico espectáculo estaría en los cientos de estrellas de la rama horizontal, cada una de ellas tan brillante como Altair o Spica y, aún mejor, en los cientos de estrellas amarillas y gigantes rojas, cada una de ellas brillante como Júpiter o Venus. ¡Incluso se podría ver el núcleo de día! Más disperso por el cielo, pero contribuyendo aún a los miles de estrellas visibles a simple vista, estaría el resto del cúmulo.
Y eso sin olvidar el núcleo galáctico, al que estaríamos más próximos y que quedaría, por tanto, menos oculto por nubes de polvo; tendría que verse en alguna parte del cielo nocturno, con un brillo similar al de la Luna llena pero mucho más difuso. El resto de la Vía Láctea se prolongaría cruzando el cielo con un brillo superior al que tiene vista desde la Tierra.
Con todo, sería un lugar bastante difícil de habitar. Los astrónomos se lo pasarían muy bien y, por supuesto, mejor aún nos lo pasaríamos nosotros especulando sobre las repercusiones que este panorama celeste podría tener en la mitología, la religión y la cultura de cualquier civilización que lo habitase.
Isaac Asimov nos dio una respuesta vivaz (y bastante correcta) a esta pregunta hace más o menos medio siglo en una de sus obras de ciencia ficción, titulada "Anochecer", quizá el relato corto de ficción más famoso de la historia."
REBECCA A.W. ELSON, del Instituto de Astronomía de Cambridge (Reino Unido):
"La densidad de los núcleos de los cúmulos globulares va desde 103 a 104 masas solares por parsec cúbico, es decir, si en un volumen de un parsec en torno al Sol puede haber unas cuantas estrellas, en el núcleo de un cúmulo globular podría haber miles. El cielo sería realmente espectacular, pero a un alto precio. Sigurdsson (1992, ApJL 399, L95) baraja distintas vías para la formación de sistemas planetarios en cúmulos globulares, así como las posibilidades de que sobrevivan al efecto de los posibles encuentros con otras estrellas y llega a la conclusión de que en el núcleo de un cúmulo medio como el de 47 Tuc, un planeta a una unidad astronómica sólo sobreviviría unos cuantos cientos de millones de años, un orden de magnitud menos que el tiempo que ha llevado nuestra evolución."
VITTORIO CASTELLANI, del Observatorio Astronómico de Capodimonte (Italia):
"Yo preferiría estar en un planeta que se encontrase en la misma periferia de un cúmulo, en el halo galáctico. Si el eje de la eclíptica no está orientado hacia el cúmulo, durante varios meses tendríamos un cielo normal, quizá un poco desierto, incluso podríamos ver toda la Galaxia sobre nosotros. Sin embargo, el resto del tiempo el cielo estaría ocupado por el cúmulo. A una distancia de 100 pc del centro del cúmulo aparecerá una estrella gigante de aproximadamente mV=2. Se puede estimar que un cúmulo joven de 105 estrellas tiene una magnitud V absoluta del orden de mV=-9. Si asumimos que esa luz nos llega de la región central tenemos una magnitud total de mV=-4, lo que es aproximadamente 10-8 del flujo que recibimos del Sol, mucho más débil que la luz de la Luna, que llega a mV=-13. Por tanto, se llega a la conclusión de que a una distancia así el cúmulo parecerá impresionante en el cielo nocturno, pero sin consecuencias dramáticas. Sin embargo, en el centro de un cúmulo denso, la densidad estelar podría ser tan elevada como 104 estrellas por parsec cúbico. En el caso de que un planeta pudiera sobrevivir a los numerosos encuentros con las estrellas de su entorno, cabría esperar que su cielo estuviese ocupado por varios miles de estrellas que podrían incluso ser más brillantes que mV=1, frente al valor 12 de nuestro cielo. No olvidemos que, en promedio, tendremos unas 10 estrellas por 0,1 pc. Incluso si se trata, como es lo más probable, de estrellas tipo solar de la Secuencia Principal, cada una de ellas tendría un brillo superior a mV=-5: un auténtico montón de estrellas. ¡Sería interesante estudiar la mitología de los habitantes de un planeta así!"
MICHAEL W. FEAST, de la Universidad de Ciudad del Cabo (Sudáfrica):
"Creo que eso depende de qué cúmulo y qué parte del cúmulo elijas para vivir. Los centros de algunos cúmulos están atiborrados de estrellas, incluso fuera del centro del cúmulo habría probablemente estrellas muy brillantes en el cielo. No obstante, se podría vivir cómodamente alrededor de un sol y seguro que sería un lugar estupendo desde donde estudiar los cúmulos globulares. Sin embargo, podríamos llegar a la conclusión de que todos los cúmulos globulares son como el que habitamos y eso sería, como sabemos, erróneo."
IAN R. KING, de la Universidad de California (Estados Unidos):
"Infinidad de estrellas brillantes. Pero, por supuesto, no podríamos ir allí."
RAFAELLE GRATTON, del Observatorio Astronómico de Padua (Italia):
Grosso modo, la densidad estelar en el núcleo de un cúmulo globular es de 105 estrellas por pc3. Cerca del 2% de estas estrellas son gigantes; por término medio, la estrella más cercana está a 0,02 pc (4.000 unidades astronómicas), y la gigante más cercana (la estrella más brillante) a 0,08 pc. La estrella más brillante (excepto el "Sol" local) tiene típicamente una magnitud aparente de mV=-10 (o así), y habría unos cuantos miles de estrellas más brillantes que mV=-5. El cielo sería muy brillante, pero no más que cuando hay luna llena. Es poco probable la existencia de grandes sistemas planetarios en los núcleos de los cúmulos pero, dado que en las regiones externas hay una parte significativa de binarias primordiales, también podría haber allí sistemas planetarios (aunque no está claro cuál es el efecto de la baja metalicidad en la formación de planetas)."
STEVEN MAJEWSKI, de la Universidad de Virginia (Estados Unidos):
"Se vería completamente diferente! Por supuesto, dependería un poco de dónde estuviera situada su estrella en el momento de mirar, pero en un lugar típico se vería un cielo dominado por cientos de miles de estrellas, desde gigantes amarillas a rojas, con unas cuantas estrellas azules menos brillantes (algunas variables como las estrellas tipo RR Lyrae). En un cúmulo grande podría haber mil estrellas de éstas más brillantes que la magnitud aparente -5 (más brillantes que Venus) y la más cercana tan brillante como la magnitud aparente -10. Curiosamente, las estrellas gigantes más cercanas estarían a unos 10 segundos de arco de distancia -visibles con un telescopio pequeño o con unos prismáticos. A medida que nos desplazamos hacia el exterior del cúmulo, la distribución de las estrellas se concentraría en una dirección determinada del cielo. La de 47 Tuc podría llegar a la conclusión de que el Universo tiene 10 parsecs de ancho!
Aun así, no está claro si podrían formarse planetas en sistemas de baja metalicidad típicos del sistema de cúmulos globulares de la Galaxia. Incluso sobre los planetas jovianos, gaseosos, se piensa que se han condensado en torno a núcleos rocosos. Quizá algunos de los cúmulos del disco, como 47 Tuc, podrían estar lo bastante enriquecidos como para que pudiera darse la formación de planetas."
RAMÓN CANAL, de la Universidad de Barcelona (España):
"Si estuviéramos en un planeta en torno a una estrella de un cúmulo globular, el aspecto del cielo dependería de cuán cerca nos encontráramos del centro del cúmulo. En las proximidades de éste, el cielo nos aparecería casi completamente cubierto de estrellas, en cualquier dirección, mientras que en la periferia, dependiendo de la orientación del eje de rotación del planeta, o bien un hemisferio, o bien toda una amplia zona del cielo pero dependiendo de la época del año, presentarían una enorme densidad de estrellas. No parece que en las zonas de mayor densidad de estrellas, en el centro de los cúmulos globulares, las condiciones sean favorables para la formación de planetas: las fuerzas de marea debidas a las estrellas cercanas deberían tender a romper posibles discos protoplanetarios. Sin embargo, dada la detección de planetas en torno a objetos en principio tan poco hospitalarios como los púlsares, no me atrevería a descartar sin más su existencia."