El 23 de enero de 1999, los astrónomos detectaron una intensa explosión de rayos gamma en una galaxia lejana. Esta explosión, bautizada GRB 990123 (por las siglas de la expresión inglesa Gamma Ray Burst y la fecha del descubrimiento), ha sido estudiada por varios grupos de investigadores, entre ellos algunos miembros del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC), que hoy firman tres artículos en la revista científica Science. "Esta explosión -señala María Rosa Zapatero Osorio, astrofísica del IAC y uno de los autores- nos ha permitido saber un poco más sobre estos fenómenos físicos tan desconocidos y extraordinariamente energéticos –los más violentos después del Big Bang- que ocurren de forma esporádica en el Universo".
Desde el descubrimiento en 1973 de las primeras explosiones en rayos gamma, las GRB han constituido un enigma para los científicos. En la ultima década, con los nuevos satélites artificiales que observan en rayos gamma y rayos X (regiones de alta energía del espectro electromagnético) y la rápida respuesta de los observatorios nocturnos en la Tierra, es posible hacer un seguimiento continuado de la explosión y acumular datos para una correcta interpretación del origen y mecanismo físico que dio lugar a la intensa radiación emitida así como de su posterior evolución.
GRB 990123 ha sido uno de los estallidos de radiación gamma más intensos detectados en el espacio hasta la fecha, y el que más ha brillado en rayos X y en el óptico. La energía emitida en tan sólo unos pocos segundos fue comparable a la de mil trillones de soles. Los GRB son los fenómenos más energéticos del Universo tras el Big Bang. "Los modelos teóricos que intentan describir estos fenómenos desde el punto de vista de la Física son incapaces de reproducir los niveles de energía tan extremos que se están detectando", señala Zapatero Osorio.
El estallido GRB 990123 tuvo lugar en una galaxia lejana, según demuestran las observaciones espectroscópicas realizadas por astrofísicos europeos (españoles del IAC y del INTA, en Madrid, junto a daneses, alemanes, finlandeses e italianos), con el telescopio NOT (Observatorio del Roque de los Muchachos, en la isla de La Palma), y por astrónomos americanos, con el telescopio Keck (Observatorio de Mauna Kea, en la isla de Hawai).
"La llamada galaxia ‘anfitriona’ de la GRB 990123 (galaxia en la que el estallido se produce) es muy débil, con magnitud 24,5 en el visible, estando al alcance sólo de telescopios de gran tamaño" explica María Rosa Zapatero Osorio. "En el momento en el que el estallido tuvo lugar –añade-, la galaxia llegó a brillar con una intensidad un millón y medio de veces mayor y pudo observarse fácilmente durante unos pocos días. Los estudios y análisis de los datos tomados con los satélites artificiales, el telescopio espacial Hubble y los telescopios terrestres a lo largo de todo el mundo muestran que el GRB 990123 emitió un haz de luz altamente energético dirigido en la dirección del Sol, y que la explosión está posiblemente relacionada con regiones de la galaxia donde nacen las estrellas y donde estrellas muy masivas mueren con relativa prontitud".
Entre los astrofísicos españoles que han participado en los trabajos relacionados con este estallido en rayos gamma "GRB 990123" se encuentran:
Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC)
María Rosa Zapatero Osorio
Nicola Caon
Luz Marina Cairós
Carlos Gutiérrez
Víctor Sánchez Béjar
Alejandro Oscoz
Romano Corradi
Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA)
Alberto Castro Tirado
Javier Gorosabel
Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA)
Enrique Pérez
Observatorio Hispano Alemán de Calar Alto de Almería
Jesús Aceituno
Luz María Montoya
Santos Pedraz