Observando la Luna, un grupo de astrónomos con participación del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC) ha encontrado evidencias de que existe vida en el Universo… en concreto, en la Tierra. El hallazgo puede resultar chocante o trivial pero no lo es. La investigación, que aparece publicada en el último número de la revista Nature, describe una novedosa técnica que podría llevar al descubrimiento de vida extraterrestre en un futuro. Entre otros marcadores, es capaz de detectar si un planeta tiene vegetación.
La clave del trabajo ha sido estudiar la Tierra como si se tratara de un planeta fuera del Sistema Solar. Y observarla no de forma directa, sino a través del reflejo que proyecta sobre su satélite, la Luna. “El sol brilla sobre la Tierra y esta luz se refleja a su vez sobre la superficie lunar. El satélite, por tanto, actúa como un gran espejo que devuelve la luz terrestre hacia nosotros”, explica el investigador del Observatorio Europeo Austral (ESO, en su acrónimo inglés) y principal autor del trabajo, Michael Sterzik.
El equipo investigó el fenómeno con el conjunto Very Large Telescope (VLT), ubicado en el desierto de Atacama (Chile). Trataban de encontrar indicadores, como por ejemplo ciertas combinaciones de gases en la atmósfera terrestre, que se consideran indicios de vida orgánica. El objetivo era convertir la Tierra en una referencia para la búsqueda de vida en otros planetas más allá del Sistema Solar.
A diferencia de investigaciones anteriores, la nueva técnica explota la polarización (orientación de los campos magnéticos y eléctricos de la luz). Cuando la luz solar se refleja sobre la Tierra, queda polarizada. Y, según la superficie sobre la que se refleje (hielo, nubes, tierra, océanos…), se polariza en un grado determinado.
Esta nueva forma de buscar vida extraterrestre trata de vencer las dificultades que entrañan los métodos convencionales: la luz de un exoplaneta distante es muy difícil de analizar porque es eclipsada por el potente resplandor de la estrella que lo ilumina. “Es comparable a tratar de observar un grano de polvo junto a una bombilla potente. Sin embargo, el reflejo del planeta sobre su satélite está polarizado (orientado en una dirección), lo que permite su análisis de forma sencilla mediante técnicas polarimétricas”, explica el investigador del Observatorio de Armagh (Irlanda del Norte, Reino Unido) Stefano Bagnulo.
Mirar a la Tierra como si fuéramos de otro planeta
El grupo analizó la luz que reflejaba la Tierra sobre la Luna como si fuera la primera vez que veían nuestro planeta. ¿Y qué concluyeron? La luz les indicó que la atmósfera terrestre es parcialmente nubosa, que parte de su superficie está cubierta por océanos y otro dato especialmente crucial: que hay vegetación. Los científicos pudieron incluso detectar los cambios que se producen en la cobertura de nubes de la Tierra y en la cantidad de vegetación en diferentes partes del planeta. Todo ello, con el reflejo sobre la Luna.
“Si existe, encontrar vida fuera del Sistema Solar depende exclusivamente de disponer de técnicas adecuadas”, resume el investigador del IAC Enric Palle. “Este trabajo es un paso importante para alcanzar esa capacidad. La espectropolarimetría nos facilitará la detección de biomarcadores en la superficie de un planeta y podría incluso llegar a indicarnos si existen plantas que realizan la fotosíntesis en otras partes del universo”, añade el astrofísico.
El equipo admite que este nuevo método no arrojará datos sobre hombrecillos verdes o vida inteligente, pero su aplicación en las nuevas generaciones de telescopios –más potentes- podría fácilmente brindar a la humanidad la noticia de que hay vida más allá de su planeta.