Las Leónidas constituyen uno de los enjambres de meteoros más interesantes desde el punto de vista científico. Esta lluvia es visible en la Tierra anualmente, produciendo tasas horarias zenitales (THZs) del orden de 20 meteoros/hora. Sin embargo, cada 33 años la Tierra atraviesa una zona de Leónidas muy densa, coincidiendo con el paso por el perihelio de su cometa generador, P/Tempel-Tuttle. En estas ocasiones, la actividad observada en la Tierra aumenta varios órdenes de magnitud. La actividad registrada en noviembre de 1966, cuando tuvo lugar la última tormenta conocida de Leónidas, llegó a superar los 100.000 meteoros/hora. Se espera que el 17/18 de noviembre de 1998 la actividad de Leónidas vuelva a estar muy por encima de su nivel habitual. Las predicciones sobre el momento exacto de máxima actividad son muy inciertas por nuestro desconocimiento de los procesos físicos básicos que determinan el movimiento de los meteoroides en el Sistema Solar. Por este motivo, es probable que la actividad máxima se retrase hasta 1999. En cualquier caso, las tasas horarias en 1998 deben ser muy superiores a las que se registran anualmente.
El estudio de las Leónidas es importante por varios motivos. En primer lugar, nos permite determinar las características físicas de las partículas de polvo liberadas por el cometa P/Tempel-Tuttle. Este tipo de determinaciones son únicas porque analizamos in situ el material cometario sin recurrir a técnicas indirectas como las normalmente aplicadas en el estudio de cometas. Por otro lado, la entrada de los meteoroides en la atmósfera permite obtener información sobre las condiciones físicas que predominan en las capas altas de la atmósfera terrestre. Por último, y quizás más importante desde el punto de vista práctico, la presencia de una muy elevada densidad de partículas en las cercanías de la Tierra, como las que ocurrirán en noviembre de 1998 y 1999, supone un gran riesgo para los satélites y plataformas espaciales en órbita. En 1993, por ejemplo, la NASA suspendió las actividades del Telescopio Espacial Hubble para protegerlo de posibles impactos de meteoroides del enjambre de las Perseidas. En aquella ocasión, la densidad de partículas en las cercanías de la Tierra fue varios órdenes de magnitud menor de la que se espera el 17/18 de noviembre de 1998.
Por estos motivos, el estudio de la actividad de Leónidas en 1998 y 1999 es crucial. Dado que la destrucción o daño de un satélite implica pérdidas de miles de millones de pesetas, la determinación experimental de la densidad de meteoroides tiene una enorme importancia para minimizar los posibles daños que se producirán en 1999. Investigadores del IAC, utilizando instrumentación diseñada especialmente para este fin en los Talleres de Mecánica, Electrónica y Delineación de este Instituto, realizarán, desde el Observatorio del Teide, dos experiencias paralelas en un intento de estudiar la densidad del enjambre de las Leónidas.
Detección y caracterización del radiant glow
El 'radiant glow' es producido por la reflexión de la luz solar en las partículas situadas en la órbita de una corriente meteórica, en un proceso similar al que origina la conocida luz zodiacal. En lluvias de meteoros muy intensas como las Leónidas, se espera observar una nube difusa en las proximidades del radiante y anti-radiante cerca del máximo de la corriente. Sin embargo, aunque existen algunas observadores que afirman haber detectado este fenómeno en algunas lluvias anteriores, no hay ninguna evidencia fiable que demuestre su existencia. La alta actividad esperada para las Leónidas de este año y la disponibilidad de cámaras CCDs más sensibles no disponibles en 1966 proporciona una oportunidad única para confirmar la existencia del 'radiant glow' y estudiar sus propiedades.
El objetivo es determinar la intensidad superficial del 'radiant glow' del enjambre meteórico de las Leónidas (o establecer un límite superior). Además de la importancia de detectar un fenómeno nunca observado, estas observaciones permitirán obtener importante información acerca de la densidad de partículas en el enjambre.
Determinación del perfil de la densidad de partículas en función de la longitud solar
Otro método para determinar la densidad de partículas del enjambre de las Leónidas es el estudio de la actividad registrada en la Tierra. De hecho, es posible convertir las tasas horarias zenitales en densidades espaciales con gran precisión si se dispone de las observaciones adecuadas. El esfuerzo se centrará en el seguimiento de la actividad durante la noche del 17/18 de noviembre de 1998. Para ello emplearemos un intensificador de imagen acoplado a un objetivo fotográfico estándar y a una cámara de vídeo. Los datos obtenidos permitirán deducir el número de partículas interceptadas por la Tierra en función del tiempo y su distribución de tamaños. Con estos datos, será posible determinar el perfil de densidad espacial en las cercanías de la Tierra.
Por Luis Bellot-Rubio, David Martinez-Delgado y Miquel Serra-Ricart