Las nebulosas planetarias, una de las últimas fases en la vida de la mayoría de las estrellas, constituyen una prometedora área de estudio que aporta información sobre la evolución química del Universo y sobre el fin de las estrellas como el Sol.
En el siglo XVIII, sus descubridores llegaron a pensar que lo que veían en sus telescopios ópticos eran planetas gigantes. Sin embargo, las nebulosas planetarias no guardan ninguna relación con ellos. Estos fenómenos astronómicos, capaces de adoptar una gran diversidad de formas, son cruciales para explicar la evolución de estrellas y galaxias. Desde el próximo lunes, 25 de julio, el Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC) acoge un simposio internacional que reunirá, durante cinco días, a los principales expertos en este campo de investigación.
La reunión cuenta con el apoyo de la Unión Astronómica Internacional (UAI), que le ha otorgado la categoría de simposio, la de mayor nivel. Bajo el título Planetary Nebulae: An Eye to the Future, el simposio, el número 283 de la organización, reunirá a 150 científicos de los cinco continentes para repasar los últimos avances en este complejo campo de investigación. No en vano, las nebulosas planetarias constituyen un fenómeno relativamente breve en términos astronómicos, pues dura apenas unas decenas de miles de años. Poco espacio de tiempo, si se compara con la vida media de una estrella.
El astrofísico del IAC y organizador del evento, Arturo Manchado, explica la naturaleza del fenómeno: “La mayoría de las estrellas en el Universo pasan por una fase de nebulosa planetaria. Ocurre al final de sus vidas, cuando las capas exteriores de la estrella son expulsadas debido a la acción de los intensos vientos estelares, entre otros factores. Sin estas capas, lo que queda de la estrella es un pequeño núcleo que brilla de manera intensa”. Se trata de una fase transitoria, antes de que las estrellas se conviertan en enanas blancas, un remanente estelar que ha perdido todo su combustible nuclear.
Como apuntan desde la organización del simposio, el hecho de que sea una de las fases finales de la vida estelar confiere a las nebulosas un especial interés a la hora de investigar el origen y evolución de las estrellas. Además, al ser un factor clave para el enriquecimiento químico de las galaxias (sobre todo, de nitrógeno y carbono que se desprende en esta fase), también son relevantes para conocer mejor cómo evolucionan.
Manchado amplía este extremo: “Cuando se describen modelos sobre la formación de las galaxias, los astrofísicos se encuentran con el obstáculo de determinar el gradiente de abundancia de materiales químicos entre una galaxia y otra. Las nebulosas planetarias ofrecen datos para esta y otras múltiples cuestiones. Son, en definitiva, laboratorios estelares que nos ayudan a comprender los procesos atómicos y moleculares de diversos entornos astrofísicos”.
Por ejemplo, los últimos avances en este campo han revelado que las nebulosas planetarias pueden emplearse como indicadores de distancia para medir el universo cercano e, incluso, podrían rastrear uno de los grandes enigmas de la astrofísica: la materia oscura, esa materia del universo –de hipotética existencia y composición desconocida- que el ser humano es incapaz de ver con los medios técnicos actuales, ya que no emite o no refleja suficiente radiación electromagnética para ser observada directamente. En la actualidad, su existencia sólo se puede sugerir a partir de los efectos que causa en la materia que sí es visible.
Diversa morfología
No sólo son relevantes en términos científicos, sino unos objetos estelares que siguen sorprendiendo por su morfología. Con las técnicas actuales, como las observaciones del telescopio de la NASA Hubble, quienes descubrieron las primeras nebulosas no las hubieran confundido con planetas gigantes. Las últimas observaciones han revelado que muchas nebulosas presentan morfologías complejas, lejos de la tradicional esfera a la que se asociaban.
Contacto e información complementaria: Arturo Manchado (amt [at] iac.es (amt[at]iac[dot]es)) Investigador del IAC