La ciencia se escribe con muchas letras. Se escribe con f de física, con e de electrónica, con i de ingeniería. La ciencia se escribe también con m de mujer. En las jóvenes mentes de las investigadoras del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC) habitaba una pequeña chispa científica que daría inicio a sus carreras. Niñas que contaban estrellas para dejarse dormir y que lucharían años más tarde por llegar al día en que sus sueños se hicieran realidad.
Para poder observar y entender los secretos que esconde el Universo se necesita tecnología. De esto se encarga el IACTEC, un espacio de cooperación tecnológica y empresarial ligado al IAC. Se trata de un referente nacional e internacional de investigación e innovación. En él se desarrollan varios proyectos tecnológicos relacionados, por ejemplo, con la tecnología espacial, la tecnología médica o los grandes telescopios. Dentro de sus despachos acristalados y sus grandes salas limpias trabajan varias científicas y tecnólogas, las protagonistas de hoy, Día Internacional de las Mujeres y las Niñas en la Ciencia.
Según Científicas en Cifras, un estudio realizado por el Ministerio de Innovación en el 2021, se ha producido un aumento paulatino en la presencia de investigadoras a lo largo de los últimos años. A pesar de que esto nos muestra un futuro esperanzador para las futuras generaciones de científicas, la actualidad todavía refleja problemas en inclusión. Nos queda mucho por recorrer.
En IACTEC trabajan 60 personas, de las cuales 21 son mujeres. Con una representación del 35%, las mujeres del IACTEC desempeñan diferentes funciones clave en los programas que allí se ejecutan. Así es su trabajo en algunos de los proyectos tecnológicos de IACTEC:
TELESCOPIO SOLAR EUROPEO
El Telescopio Solar Europeo, EST por sus siglas en inglés, es el proyecto más ambicioso de la física solar europea. Este proyecto se coronará con la construcción del telescopio solar más grande del continente, en la isla de La Palma. Gracias a la información que este telescopio nos proporcionará acerca del Sol podremos conocer mejor su dinámica y evolución.
En la sala de trabajo del EST está Claudia Ruiz de la Galarreta, una ingeniera de sistemas que se encarga de coordinar a los equipos que están situados por toda Europa. En su día a día se encarga de asegurar que se fabrican las piezas a medida de tal forma que se puedan instalar y funcionar de forma correcta en el telescopio que está a punto de empezar a construirse.
De pequeña, por su mente siempre rondaban preguntas como las de por qué se creó el Universo. De esta forma, empezó sus estudios en Física y ha seguido avanzando a pasos agigantados hasta llegar a su puesto en el IACTEC. Explica que su madre y su abuela materna la han inspirado mucho en su carrera, pues las dos han sido científicas.
Claudia Ruiz de la Garreta se considera una mujer con suerte, nunca nadie ha cuestionado su capacidad como mujer científica. Dice que se siente afortunada por haberse topado con gente sin ningún tipo de prejuicio que la limitara. Aún así, admite, “A veces es difícil moverse en un ámbito en el que trabajan una mayoría de hombres; y, a día de hoy, sigue siendo así”.
En el gran despacho del grupo del EST se encuentra también Marta Belio. La ingeniera óptica se encarga del diseño de los espejos y lentes que permitirán observar el Sol una vez el telescopio esté construido. Ahora mismo está definiendo estrategias de corrección para evitar cualquier degradación que el aparato pueda sufrir.
Belio destaca que lo que más le gusta es aprender cada día cosas nuevas. “Tú intentas resolver un problema, pero no sabes realmente a lo que te estás enfrentando”, explica la joven investigadora. Ella ve la ciencia como una forma de desarrollo personal, pero también de aportación a la sociedad.
Desde joven ha sentido esta atracción hacia la ciencia. Comenta que, aunque su hermana ha contribuido a su interés, pues es ingeniera mecánica, su voluntad siempre ha estado por delante de todo. “Creo que lo más importante es pensar qué quieres hacer tú, y seguir a ello”, defiende la científica.
Asimismo, nunca se ha sentido menospreciada en su trabajo, pero es consciente de que en épocas anteriores las mujeres lo tenían más difícil para acceder a las disciplinas científicas. Por último, añade que “siempre está bien recordar que todas las personas podemos hacer todo”.
NRT
El New Robotic Telescope (NRT) es un telescopio robótico de cuatro metros completamente autónomo y que se convertirá en el telescopio robótico más grande del mundo cuando se construya y comience a operar, alrededor del año 2027. Su construcción se realizará en la isla de La Palma, en el Observatorio Roque de los Muchachos.
A pesar de que existen numerosos y avanzados telescopios destinados a la observación de efemérides astronómicas, la creación de una unidad automatizada abre un nuevo mundo de posibilidades. Su funcionamiento se basa en el seguimiento robótico, autónomo y ágil de fenómenos que ocurren y desaparecen rápidamente. Esto supone un gran avance, pues no necesitará de personal operador para que dirija sus movimientos, lo cual agilizará su funcionamiento y facilitará la observación inmediata.
Marta Escriche es ingeniera óptica en el IACTEC y forma parte del equipo de trabajo del NRT. Su función está relacionada directamente con el diseño del telescopio. En este momento se dedica al análisis final de todos los elementos que conforman el mecanismo, algunos de los cuales se construirán en el mismo parque tecnológico. “Estoy ahora mismo probando cuántos errores nos podemos permitir en los diferentes parámetros de los espejos que se hagan”, explica la experta.
Para llegar a este momento, Escriche ha recorrido un largo camino hasta terminar en las instalaciones del IAC. “A mí siempre me ha gustado todo lo que estérelacionado con matemáticas, ciencia, números… y poder estar trabajando en esto, que es un proyecto muy grande, es un sueño”, confiesa la ingeniera.
Comenzó el bachillerato científico “sin saber muy bien qué quería hacer luego” para continuar con el grado en Física y seguir formándose. Por último, estudió el máster en Tecnologías Ópticas y de la Imagen para poder trabajar como ingeniera óptica.
“Muchas niñas no se meten en ingenierías porque piensan que no es para ellas y eso no es verdad”, explica la investigadora y añade que “a mí nunca me han dicho que yo no puedo hacer algo”. Así, reivindica la importancia de animar a las estudiantes a trabajar en lo que les motiva. Del mismo modo, pide a las instituciones educativas que sigan fomentando el pensamiento científico en las nuevas generaciones. Ella misma ha visto un incremento de la representación femenina en el mundo de la investigación y en el propio IACTEC. Cree que todas las personas jóvenes, en especial las mujeres, deben recibir el mensaje de que pueden hacer todo lo que se propongan.
ESPACIO
El departamento de espacio se encarga de la innovación y el desarrollo de pequeños satélites y cámaras compactas de alta resolución. Ya hay dos instrumentos desarrollados y creados en el IACTEC que han sido lanzados al espacio. El primer lanzamiento fue el de DRAGO-1, una cámara enviada hace dos años para obtener imágenes de la Tierra. Su segunda versión DRAGO-2 fue lanzada el pasado 4 de enero a bordo de un cohete de la empresa Space X. Ambas observan en el infrarrojo de onda corta y sirven para obtener datos de la superficie de nuestro planeta. Sirven, por ejemplo, para monitorización de incendios o detección de vertidos de petróleo. Ahora mismo, el equipo está volcando en el desarrollo de ALISIO-1, el primer satélite canario para observación de la Tierra que surcará los cielos; VINIS, un nuevo instrumento óptico e infrarrojo también para observación de la Tierra; e IACSAT, el primer telescopio espacial del IAC.
En el piso más bajo del moderno edificio del parque tecnológico se encuentran dos salas limpias en las que se crean estos instrumentos. Xana Delpueyo es ingeniera óptica y cada día trabaja en estos pequeños artefactos. En algunas ocasiones pasa su jornada completa en el laboratorio, pero también hace presentaciones o informes de resultados. En este momento se encarga de realizar los montajes y los alineamientos de las partes ópticas que llegan de otros proveedores. “No hay dos días iguales”, explica la ingeniera.
Su supervisora del Trabajo de Fin de Máster fue la figura que la motivó a elegir el camino de la investigación científica. Explica que nunca se le cuestionó porque su tutora “peleó” para que las chicas que fueran detrás lo tuvieran más fácil. “Las mujeres también podemos meternos en la ciencia y podemos hacer lo que queramos”, defiende Delpueyo.
Alba Peláez trabaja junto a Xana para poner a punto las cámaras de infrarrojo de onda corta de los dispositivos DRAGO. De pequeña tuvo un dilema entre elegir letras o ciencias. Terminó estudiando Física, aunque tiempo más tarde dio el paso al mundo de la ingeniería óptica.
Respecto a la presencia de las mujeres en el campo de las ciencias, Peláez apunta que es difícil que se cambie el paradigma a menos que se cambien las condiciones de trabajo de todo el personal investigador, pues se trata de una profesión que requiere de muchos sacrificios personales. La astrofísica es un campo que premia mucho el viajar, salir al extranjero y otros elementos que son casi incompatibles con la definición de vida estable. La investigadora puntualiza: “Ya no estoy hablando solamente de tener hijos o tener familia, que es lo que siempre se nos atribuye a las mujeres, sino simplemente el deseo de tener una vida personal. Por esta razón, he visto que muchas mujeres de mi alrededor han dejado la investigación”.
Programa de Tecnología Médica (TECMED)
La tecnología adopta muchas formas en el IACTEC. No solo se trabaja en avances relacionados con los astros y el Universo. El Programa de Tecnología Médica (TECMED) es un proyecto que pretende transferir tecnologías usadas en la astrofísica al campo de la medicina. Para ello, se diseñan prototipos de herramientas y softwares que funcionan utilizando el infrarrojo térmico y microondas.
Dentro de este programa se trabaja en distintos subproyectos. Entre ellos, se encuentra la iniciativa PINRELL (Prototype for INfraREd analysis of Lower Limbs). Canarias es una de las comunidades con más índice de personas diabéticas. Uno de los grandes problemas de esta afección es el denominado pie diabético, el cual hace que quienes la padecen desarrollen úlceras internas en los pies difíciles de detectar. Cuando se diagnostica un pie diabético, que suele estar ligado a casos muy extremos, a veces es demasiado tarde y se debe proceder a la amputación.
TECMED trabaja en la elaboración de un software que permite evitar que esto ocurra, mediante la detección temprana con la utilización de termografía infrarroja. También trabaja en otro programa, PROMISSE (PROtotype for MIcroware System for Subcutaennous anomaliEs). Este realiza la misma función, pero utilizando las microondas en lugar del espectro infrarrojo. Ambos prototipos están destinados a detectar patologías que no son visibles por el ojo humano.
Natalia Arteaga es ingeniera y se dedica a imagen biomédica. Ella se encarga de muchas funciones: a veces investiga, otras veces prueba el equipamiento que adquiere su departamento y, muchas otras veces, trabaja con el procesado de las imágenes y el análisis de los datos que proporciona el software.
“¿Que si otros han cuestionado mi capacidad en la profesión a lo largo de mi carrera? Pues sí, bastante, pero soy bastante determinada para lograr mis objetivos, objetivos muy claros, y la opinión del resto no me ha frenado”, explica. Arteaga lucha contra otro tipo de cuestionamiento que, según dice, es incluso peor: el síndrome de la impostora. Durante mucho tiempo ha sido ella la que más se ha planteado si debería ocupar el puesto que tiene, a pesar de estar cualificada para ello. Para evitar que las futuras científicas sufran lo mismo, Arteaga participa en el programa de Mujeres Científicas de Canarias, el cual se dedica a visibilizar en colegios e institutos las figuras femeninas de la ciencia por medio de exposiciones y charlas.
Junto a la mesa de Arteaga, Robabeh Salehiozoumchelouei, ingeniera informática del proyecto, se encarga de desarrollar los softwares para que sean capaces de traducir las imágenes en datos. Para ella, la ciencia y la tecnología son un vehículo para mejorar la calidad de vida de las personas. Desde temprana edad soñaba con dedicar su vida a ello. Fue una profesora de bachillerato quien la animó finalmente a dar el paso. “Era una gran luchadora y, viendo que yo también estaba enamorada de la informática, me animó y aprendí mucho de ella”, explica la investigadora.
En su caso, el cuestionamiento de sus capacidades no vino por parte de sus compañeros o de sí misma. Recuerda de manera anecdótica cómo sus amigas le decían que dejara este camino profesional por la dificultad que entrañaba. Sin embargo, su fascinación al ver cómo el mundo evoluciona gracias a la tecnología la determinó a seguir su sueño.
La científica invita a las niñas que sueñan con la ciencia a que no tengan miedo de perseguir sus intereses científicos. Además, anima: “Son capaces y valiosas. Tienen que ser valientes”.
CTA
La ciencia está formada por numerosos eslabones que forman una cadena en su conjunto. En el IACTEC intervienen más de cincuenta personas que se encargan de que los proyectos se lleven a cabo. Cada parte tiene una función que determina el correcto funcionamiento de la siguiente. Desde las personas que construyen o limpian los talleres hasta los diseñadores del prototipo de un novedoso proyecto. Todo el mundo es esencial para que la creación de la tecnología innovadora sea posible.
El CTA es un proyecto a gran escala, por lo que la necesidad de recursos técnicos y de personal es alta. Se ha construido una nueva generación de telescopios Cherenkov en la isla de La Palma (Observatorio Roque de los Muchachos, delIAC) y en el desierto de Atacama (Observatorio Paranal, del European Southern Observatory). En total, más de 100 artefactos. Su funcionamiento se basa en la sensibilidad a los rayos gamma, que posibilita la observación de los procesos que suceden en la parte más violenta del Universo.
Detrás de cada gran plan existe una figura que se encarga de trabajar en los trámites administrativos, gestionar las subvenciones y la contratación, velar por la legalidad de los procedimientos y asegurarse de que se reciben los materiales necesarios para los programas de desarrollo: el personal administrativo. Estas figuras en la sombra se encargan de que el personal científico solo deba preocuparse de su investigación.
Aquí es donde interviene Cristina Castro, administrativa en la unidad de contratación del CTA. Respecto a la labor del personal administrativo, cree que “hay gente que sí lo valora, pero hay otra que lo ve como un impedimento”. Y es que el objetivo de su profesión es que “todo salga bien”, aunque haya otras personas que lo vean como trabas burocráticas.
Castro explica que “la administración es eminentemente femenina” aunque en sus puestos directivos se encuentren hombres. Ella, al igual que el resto de mujeres pertenecientes al IACTEC, ha presenciado un aumento de las mujeres en la ciencia con el transcurso del tiempo.
BRILLANTES COMO LAS ESTRELLAS
Al igual que estas ocho mujeres, alrededor del mundo millones de científicas luchan por abrirse un hueco en el mundo de la investigación y el desarrollo de la tecnología. Su figura seguirá inspirando a otras jóvenes para que sigan su camino, soñando que cada vez sea más fácil para las siguientes. Hoy se rinde homenaje a las pasadas, presentes y futuras niñas y mujeres de la ciencia que, si todo sigue en tendencia positiva, brillarán con aún más fuerza en el futuro.